Por: Julio Torres.
El tema sobre facultades objetivas que
escribí en días anteriores constituye y
ha constituido un problema filosófico durante muchos siglos y me permití
presentarlo aquí no porque se preste admirablemente a la controversia ni por
adquirir un traje de erudito, lo he tratado porque pienso que es necesario un
punto de vista adecuado al mundo y la vida en general.
Este problema llegó a su clímax en la
edad media, cuando en esos tiempos funcionó una escuela filosófica conocida con
el nombre de “realistas” que sostenían que las únicas realidades, es decir, que
lo único que existe realmente, son las ideas que el ser humano tiene acerca de
las cosas.
Consideraban que las impresiones
transmitidas por sus sentidos son incompletas, de tal suerte que no son lo
suficientemente reales, porque según ellos, los conceptos del hombre
trascienden a la realidad, pues lo que el ser humano piensa acerca de las cosas
parece más verdadero que las impresiones recibidas por medio de los sentidos.
En ese tiempo, para ellos, la realidad de
una manzana consiste solamente en la idea que el hombre tiene sobre su
naturaleza, y en la verdadera existencia, esa idea supera a las impresiones del
color, del aroma y del tacto que el ser humano recibe de la manzana.
La otra escuela, conocida como
“normalista” se opuso a este punto de vista, afirmando que era irracional,
ellos sostenían que las ideas o los conceptos del ser humano son realidades
secundarias, porque en primer lugar el hombre necesita experimentar las cosas
externas a través de los sentidos y de esas experiencias forma sus ideas.
Por lo que, de acuerdo con estos
personajes denominados “normalistas” las ideas dependen de las experiencias,
las doctrinas normalistas dieron al mundo físico una existencia verdadera,
separada de los pensamientos y de las ideas que el hombre tiene, lo cual es
verdad.
Una tercera escuela se dio a conocer
como: “Conceptualista” que expuso la doctrina de que las ideas del ser humano
no tienen una existencia independiente, afirmaban que si bien los conceptos del
ser humano dependen de sus experiencias con las cosas que les rodean, las ideas
pueden tener tanta existencia, tanta realidad, como si en realidad tuvieran una
existencia independiente.
En otras palabras, sostenían que lo que
el hombre percibe como una manzana, es para él una manzana, sea o no una
realidad.
Por consiguiente, puesto que nuestras
ideas, las conclusiones que sacamos sobre las cosas, son para nosotros tan
verdaderas como las cosas que tienen una existencia independiente, corresponde
a nosotros calificar y analizar en forma muy cuidadosa nuestras impresiones y
sensaciones, de no hacerlo, el mundo puede convertirse en una horrible
distorsión.
Conviene en este momento aplicar algunas
conclusiones: “Realidad” entonces, es la ley y el orden de las vibraciones y
“percepción” es la ley y el orden de la consciencia, lo que es verdadero para
el hombre es lo que él puede percibir, sin importar cual sea su realidad.
Las vibraciones producidas por cualquier
evento, no constituyen sonido alguno, sino hasta que chocan en el tímpano, y
entonces es percibido el sonido.
Los conceptos que tenemos acerca del
mundo donde vivimos no llegan a ser, en el mejor de los casos, sino
definiciones vagas de las sensaciones sentidas.
En el siguiente tema abordaremos “lo que
es real al hombre, es lo que él puede realizar, sin importar la actualidad” y
“Las actualidades que existen y son, no pueden volverse realidades al hombre
hasta que las realiza” por lo que le titularemos: Realidad y actualidad, hasta
entonces.
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