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jueves, 11 de septiembre de 2014

En Estado paranoide...

filosofía,arte,ciencia,cultura
Por: Enrique Roberto Hernández Oñate


Todas aquellas actividades que regula el estado son y serán para el estado mismo.
El sistema político es una figura altamente ambiciosa, los que se desenvuelven en este ámbito son como titiriteros manipulando todo lo que tocan sus manos de tal forma que ayuden a acrecentar sus intereses económicos o de poder. Procuran a toda costa adjudicarse de la mayor cantidad de negocios o recursos para que sus demás propiedades en forma de ciudadanos trabajen al ritmo y en el lugar que ellos mismos imponen.
Hace poco un evento deportivo se llevó a cabo arrastrando consigo una ola interminable de quejas, dudas, intrigas hasta  sensaciones paranoides sin sentido: una de aquellas intrigas era que el mundial de fútbol era una cortina de humo puesta de tal forma que la ciudadanía no pudiera ver las inminentes reformas en este país, me arriesgo a decir que no fue así, en mi casa y en la de muchos otros no vi agentes ministeriales, policías o militares obligando a la gente a ver los tan mencionados partidos de fútbol. Tampoco vi resistencia alguna, el deporte no es una cortina de humo, solo es deporte. 
Aun cuando todos los canales de televisión o estaciones de radio hubieran estado transmitiendo las 24 horas las sesiones del congreso, estoy seguro que la mayor parte de la población se pondría a leer porque les parece aburrida esa actividad.
Encareciendo los alimentos e imponiendo más impuestos a la población, el estado nos obliga a trabajar más provocando cansancio resultando todo esto en sueño y pocas ganas de ver la realidad. Nos mantienen ocupados para que no veamos lo que sucede, nos conservan en sueños incitando de igual manera que las mujeres y hombres tengan que trabajar de a la par dejando a los niños en manos de los poderosos ambiciosos para moldearlos a la imagen de lo que ellos necesitan.
La educación dogmática nos lleva a las fauces de empresas que vienen a invertir a cambio de mano de obra abaratada instruida durante años a ser servil y sumisa, no permiten que el hombre se vuelva hombre encontrando en sus manos e imaginación las herramientas para generar bienes o servicios. Esta educación regulada por el estado, nos reduce a bestias de carga siendo una de sus máximas, tienes que hacer o ser esto, de otra forma no se puede conseguir el grado deseado poniéndolos en un lugar peor pagado  haciendo aún más gruesa la venda que les impide vislumbrar lo que hay frente a ellos.
Este tipo de trampas no solo se ven en todos lados. los maestros someten a sus alumnos y en muchas ocasiones se vuelven el estado “impidiendo” el crecimiento de los grados menores pidiendo trabajos que a veces, ni los grados superiores entienden, pero se escudan en ellos queriendo mantener el estatus sometiendo  a los de abajo. Cabe resaltar que los grados menores no buscan sus respuestas por miedo logrando así pasar a ser propiedad en forma de ciudadanos.
Todo debe cambiar desde nosotros, la educación debe perseguir el objetivo de despertar en el ser humano las habilidades con que nacieron, debe enseñarnos y guiarnos a utilizarlas de la mejor forma posible, permitirnos pensar, crear conciencia y razón de esas habilidades tomando en cuenta lo que queremos hacer.


El poderoso y ambicioso se cree en un lugar divino escogiendo quien sí o quien no está preparado para realizar tal o cual cosa pretextando que todo se debe hacer bien, efectivamente se debe hacer bien pero eso infunde miedo poniéndonos en un lugar alejado de la valentía de hacer actividades distintas. Si el sistema nos enseña a poner el 3er tornillo que va en la tercera bisagra de una puerta de madera de cedro en casas pintadas de blanco, es lógico que no sepamos poner el 2do tornillo que va en la primera bisagra de madera de roble en casas pintadas de azul. Recuerdo que en la universidad tenía compañeras que se preocupaban por sacar 10 en todas sus materias y ahora solo son amas de casa, me pregunto ¿por qué se preocuparon tanto si lo único que buscaban era eso, ser amas de casa?
Hace poco un joven de unos 22 años de edad aproximadamente iba drogándose con algo que parecía heroína en piedra en un camión repleto de niños, mujeres, hombres, ancianos y  jóvenes, una señora que iba sentada junto de mí se quejó discretamente, podría decir que hasta en silencio, esta acción me permitió ver que estaba pasando para actuar: ¡Oye no hagas eso aquí, bájate, haz lo que quieras en la calle pero aquí no, yo no quiero oler tus porquerías! Obviamente se puso agresivo pero mi triunfo fue tal que lo dejo de hacer quizá por pena.

La señora ahora si se atrevió a hablar aunque temerosa le comenté con todo respeto que ya no valían sus quejas porque nos las hizo en el momento indicado, solo yo alce la voz, nadie más lo cual me ponía en el predicamento que el tipo se bajara y me rompiera la cara. La señora claramente me respondió: es que no se sabe cómo van a reaccionar, pero éramos tantos que solo dos reaccionaron, los demás tienen miedo.
No hay seguridad para nadie, nos mantienen con miedo y aún peor, no nos damos cuenta que somos más y aun así no actúan.
El petróleo, la electricidad, y demás cosas que regula el estado, repito, son del estado, vemos tan poco hacia el futuro que nadie se ha puesto a pensar que vamos a hacer cuando se acabe el petróleo. Lo único que realmente es mío es este cuerpo y esta mente.
Todo esto permite que el primer personaje que se diga libertador se agencie de adeptos logrando completar el círculo de la ambición. Reiteró que no toda la culpa es del estado, hoy día con tanta información a la mano los jóvenes y niños lo único que ven son las redes sociales. Es una culpa compartida. Como aquella vez que en mi familia se quejaban de que en la secundaria no les enseñaron para qué sirve el teorema de Pitágoras, les conteste con cierta ironía. ¿Y acaso ustedes han investigado en internet para qué sirve? La respuesta era más que obvia…No.
El otro lado de la moneda está en lo que llevan las riendas de las religiones son tan iguales al estado que se desprecian mutuamente.

En pocas palabras. el estado nos mantiene en sus manos con nuestra ayuda…