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martes, 31 de marzo de 2015

Trabajo y riqueza

filosofía,arte,ciencia,cultura
Trabajo y riqueza
Por: Julio Torres
Sin trabajo no hay riqueza y apoderarse por la fuerza de lo que otro ha adquirido legítimamente, es ambición, fuente de la mayor parte de los males que aquejan a los seres humanos, es por eso que he decidido hablar sobre una cámara científica y tratar de conocer algo sobre la ciencia aplicada al conocimiento de la organización social y al de los móviles que enaltecen.
Como dirían los legendarios “mosqueteros del rey”: “uno para todos y todos para uno”, “morir ante la ociosidad y la ambición”, aprendamos a
levantar cimientos fuertes y resistentes donde construir el edificio del trabajo y la riqueza, como unas columnas fundamentales de la civilización que por medio de nueve condiciones es posible hacer efectiva la generación de riqueza por moderado por la propiedad y el trabajo.
Justicia, orden, vigilancia, economía, previsión, constancia, estímulo, intrepidez y verdad. El orden de estas condiciones de ninguna manera debe alterarse porque se trata de una ruta crítica ya probada, que garantiza el éxito en las empresas; así que iniciamos con  la condición de justicia porque si no se da a cada uno lo que le pertenece ¿Con que derecho se puede exigir respeto? Continuamos con la condición de
orden, que impide desperdiciar las fuerzas productoras que conservan la propiedad adquirida.
Vigilancia es la tercera condición, que corrige los casos fortuitos y aprovecha los eventos favorables; es la economía, la que aumenta los capitales y asegura la riqueza, pero cuidado, no confundirla con la avaricia, la economía ayuda a la previsión, que es la quinta condición, ya que es la que conserva lo adquirido y asegura a las empresas; la sexta es
la constancia que perfecciona los productos y multiplica la acción del trabajo y la séptima es el estímulo, que mantiene la energía.
La intrepidez es la que vence las dificultades y la última: la verdad, que infunde la confianza y hace que reinen la paz y la armonía entre los asociados, los productores y los consumidores; como punto fundamental observamos que la justicia encabeza el cuadro de las nueve virtudes y la verdad la termina, lo cual podemos interpretar que con verdad y con justicia es suficiente a los seres humanos que los convierte en seres morales.
Las nueve virtudes que hemos descrito, se parecen a una estrella de nueve puntas, porque el nueve es el número perfecto porque multiplicado por tres, el resultado es veintisiete y la suma de dos más siete nos regresa al nueve, lo mismo que el nueve multiplicado por cuatro nos entrega treinta y seis, de donde tres más seis, sigue siendo nueve y así sucesivamente, esa es la razón de las nueve virtudes.

Reitero lo dicho al principio, todo proyecto generador de riqueza debe iniciar con justicia y terminar con verdad, con ambas condiciones es
suficiente en el proyecto de conseguir el éxito deseado con la propiedad y el trabajo, tal vez se preguntaran: ¿Qué sucede si no cuento con una propiedad?, La respuesta es sencilla, puede ser que mi propiedad solo sea mi talento que debo poner a trabajar, ¿parece sencillo, no es así? Pues, a trabajar sin descanso, ¿Le parece?

viernes, 28 de febrero de 2014

Feudalismo siglo XXI

filosofía,arte,ciencia,cultura

El principio feudal de la edad media, dejó de ser territorial y se convirtió en personal, el feudo era una especie de contrato entre “el señor y sus vasallos”, actualmente, pareciera que el feudalismo se transforma en una relación entre gobernantes y gobernados, hoy, el gobierno se lo atribuye todo y todo lo ve, todo lo examina, todo lo prevé y con el tremendo enjambre de empleados en sus diferentes jerarquías, parece no considerar al ciudadano capaz de conocer sus intereses ni de cuidar por sí mismo, los principios básicos del feudalismo giran de la misma manera, quienes ascienden al poder por medio de los partidos políticos, se transforman en señores feudales
del siglo XXI.
En la edad media, el feudo era un contrato entre el señor y sus vasallos, un feudo era una propiedad, normalmente de tierras, ganadas a cambio de un servicio militar. Los principios básicos del feudalismo giran en torno al señor feudal y sus vasallos, ellos juran lealtad al señor que obtiene el feudo y él, tiene la última palabra sobre todas las cosas, el vasallo está obligado al aporte financiero, a cambio, el señor está obligado a respetar y proteger al vasallo, se comprende entonces que el orden feudal reposa en el principio de la desigualdad de clases y al parecer las cosas no han cambiado mucho pues, actualmente, mientras la nobleza, entiéndase como aparato de
gobierno, posee privilegios, no tienen más deberes que aquellos a los que se ha sometido libremente. 
Lo más terrible son las atrocidades que cometen cuando pretenden corregir los delitos, tal vez las medidas resulten más crueles que la esclavitud, no recapacitan que el origen del problema es la educación, pero como la educación la dirige el gobierno, pareciera que somos niños en la escuela y niños en el estado viviendo una vida automática o dependiente, de tal suerte que la nulidad a que nos reducen, resulta
una utopía la batalla por la libertad, la facultad del pensamiento por la que nos conocemos y distinguimos los seres humanos, del resto de las especies vivas se reduce a su mínima expresión, convirtiéndonos en máquinas que obedecen al impulso que reciben.
Declaramos que tenemos inteligencia, esa facultad de recibir las impresiones de los sentidos, comprendemos y combinamos los actos que satisfacen nuestras necesidades, en cambio, en la edad media, los colonos libres y los siervos carecían de casi todos los derechos, además
de estar obligados a innumerables cargas tributarias, un trato como el que damos hoy en día a los animales superiores como el perro, caballo, elefante y aún el mono que poseen inteligencia en el grado del niño antes que principie a hablar, solo faltaría obligarlos a pagar un tributo.
El poder de elevarse de lo concreto a lo abstracto, comprender la naturaleza de las cosas, someterse a la causa que las produce, estudiarse a sí mismo contemplando lo creado es la razón que nos hace distintos, y esa razón a la que me refiero es el patrimonio de los seres
humanos, que gracias a esa cualidad es que se puede ver lo real y lo ideal, es decir, el hecho en sí y la causa que lo produce, entonces, gracias a esa facultad conocida como razón y evolucionada en este tiempo es que no quedamos atrapados como en la edad media, cuando los principios de uno y otro derecho se confundían en la persona del señor y por eso suele decirse que, durante el período feudal, no existía organización estatal en sentido estricto.
Por fortuna en este siglo ya podemos definir cada una de nuestras facultades de manera científica, comprendemos lo que es la
inteligencia y el actuar con rectitud y valor, como si por arte de magia desapareciera una especie de interferencia en la vista, la claridad de las imágenes invita a conducirnos con la prudencia necesaria en cada uno de los problemas a resolver de la vida ordinaria, resulta entonces que ya podemos pensar en la filantropía que tanto requieren las personas de nuestro entorno.
Sin embargo, sigue pendiente el problema del feudalismo, como si se tratara de una enfermedad, se diseñan textos sobre leyes y reglamentos que coinciden siempre en la búsqueda del bien común y sin embargo siempre resulta contradictorio, recordemos que en la edad media, el señor feudal era el encargado de dar seguridad al vasallo, como parte de su propiedad, el gobernante actual pareciera un
señor feudal con muchos vasallos que durante considerable tiempo vivieron “felices” unos y otros pero, llegó el día en que el señor feudal moderno perdió la brújula y se puso un traje de “salvador” que no le sienta nada bien.
Existe un descontento a nivel mundial porque los señores feudales de este siglo se colocan muy lejos de sus vasallos, impunemente se “otorgan” sumas millonarias como salario y el principio de igualdad se
pierde en el laberinto de la ambición, ejercitando de manera aristocrática la información de “sus” ambiciones pequeñas y grandes, olvidando por sistema a sus vasallos, que de acuerdo a los postulados de la “democracia” se supone que los vasallos eligen a esos señores feudales que en el “sistema” pierden la filosofía del bien común.

Quizás una reflexión de 60 segundos sea suficiente, y podamos descubrir que los señores feudales del siglo XXI en realidad son empleados de los vasallos modernos y que su trabajo será evaluado cada vez o tantas veces como sea necesario, con un manejo de “contratación” acorde a resultados y rendición de cuentas como principio de evolución real de los seres humanos del siglo XXI, que finalmente encontrarán la tan deseada felicidad.

martes, 2 de agosto de 2011

Masonería y la riqueza






Por: Julio Torres.Un tema que no escapa al análisis masónico es la forma de evaluar los capitales y productos de la industria de todos los habitantes para que soporten las cargas del estado en su justa proporción.

Son tres las fuentes de riqueza: propiedad, capital e industria y la mejor contribución para el estado es cuando se hace directa mente por ser la más justa y económica, y si es directa descansa en las bases de producción, propiedad, capital e industria.

El que no tiene bienes conocidos ni productora industria, no debe pagar contribuciones directas ni indirectas, sería ridículo que el estado, que provee de hospitales y escuelas al jornalero tomara un centavo de aquel al que suministra millones.

El jornalero le dará al estado más que oro el día que se presente peligro porque él le dará su sangre.

Cuando los pueblos no tienen ideas exactas de la manera de sostener la libertad. Y obligan a contribuir a cada uno material e intelectualmente con su peculio y con su industria a las necesidades del estado, esa libertad se pierde.

Mucha ha sido la ignorancia que ha quedado de manifiesto en todos los pueblos del mundo cuando el estado se adjudica todo, la propiedad, el capital y la industria con el único fin de asegurar su riqueza.

La ostentación que muchos hombres del estado hacen ante los distintos niveles de producción solo contribuye con eso a que el productor busque la manera de eludir la mayor cantidad de pagos con la utilización de las mismas leyes emitidas.

La contribución indirecta es la más socorrida por el estado como es el caso de gravar los artículos de primera necesidad, de ese modo cuenta con entradas seguras que hace pagar la misma cuota al pordiosero y al millonario.

Muchas son las trampas que se estructuran para decir que no se graban los artículos de primera necesidad, pero indirectamente quien produce distribuye y comercializa esos productos, sufre costos indirectos que van a repercutir en el consumidor final.

Cuando se gravan los productos de lujo es a la clase media a la que más se afecta, aunque el proyecto trate de hacer que los que más tienen más paguen, porque la clase media compra esos productos por presión social o familiar.

Esa dichosa contribución indirecta hace que los servicios que el estado proporciona por ley, también sirven para encontrar concesiones que disfrazarán la manera de hacerse de muchos ingresos que algunas veces no será necesario declarar como tales.

Por errores económicos de los gobernantes acerca de la riqueza es que se han arruinado una tras otra las antiguas repúblicas y los modernos imperios.

La contribución directa, como hija de la naturaleza de las cosas, fue la única que conocieron las naciones primitivas, Moisés, profundo legislador y economista, vio que un estado bien regido no debía exigir más que la décima parte de la producción para los gastos generales.

Así se establecieron los principios eternos de que ni el poder civil ni el religioso deben gravar más que los productos y que había de abonarse directa mente por los productores.