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lunes, 30 de abril de 2012

Hábito y voluntad

filosofía,arte,ciencia,cultura

Por: Julio Torres
Una definición puede ser que el hábito es una ley inconsciente de la mente subconsciente, de cierta manera todo el edificio, como se ha establecido, nos referimos al cuerpo humano, se cansa por agotamiento y el ingeniero jefe encara los peligros con sabiduría, pero es fiel a su trabajo y con un esfuerzo extremo mantiene el cuerpo en excelentes condiciones.
El señor tacto puede sentir una fatiga más acalorada con los latidos de la maquinaria trabajando de manera rápida, pero el jefe de registros toma nota del hecho y hace una entrada en sus libros anotando que ciertos rasgos indeseables provocaron la fatiga.
Todo lo anterior es ignorado por el señor gusto y el señor tacto, quienes finalmente provocaros los disturbios descritos, porque ellos muy rara vez o nunca revisan los registros de la memoria cuando desean “pasar un buen rato”.
Muchas veces todo el sistema se debilita, no por el ingeniero jefe, sino por la interferencia voluntaria por parte de los ejecutivos objetivos que no razonan, así percibimos que el ingeniero jefe siempre está listo a defender el cuerpo que es su tarea obligatoria, es el guardián junto con el jefe de registros que protegen a la maquinaria humana.
La guardia funciona perfectamente, sin embargo, cuando el señor vista y el señor tacto deciden que desean cierta droga para el cuerpo, se la ponen en la boca y en seguía dice el señor tacto que al señor gusto no le gusta el sabor, se consulta al jefe de registros, quien a su vez consulta los libros de la memoria y encuentra que ya una vez se tomó la misma droga y hubo grandes problemas.
Esta información se la entrega al ingeniero jefe quien en seguida pone en funcionamiento la maquinaría de peligro, y el ingeniero jefe hace lo posible buscando anular cualquier problema causado por la droga, pero si se utiliza una y otra vez, contra los avisos del jefe de registros o del ingeniero jefe, gradualmente la maquinaria se debilita tratando de enfrentar batallas innecesarias y de corregir problemas innecesarios.
El tema que nos ocupa hoy es el de los hábitos que se forman de la misma manera, el ingeniero jefe obedece órdenes, ese es su trabajo, cuando la mente objetiva repetidamente le dice que haga algo, él toma nota y lo procesa, así nada más.
Supongamos que el ingeniero jefe y el jefe de registros encuentran, después de muchas semanas de observación, que después de cada comida y después de procesar cada carga de combustible que llegó al sistema, el ingeniero jefe tuvo que comenzar a mover los músculos necesarios para fumar un cigarro.
Supongamos que el ingeniero jefe oyó decir al señor tacto, tres veces al día: “Quiero fumar ahora, tenga todo listo para que yo fume, haga mover mi cuerpo de manera que pueda tomar el cigarro, encenderlo y fumarlo”.
Después de varias semanas de esta orden, el ingeniero jefe escribe en el libro del jefe de registros: “Tan pronto como todo el combustible está en el horno, o sea el estómago, y ha terminado su trabajo, poner los arreglos necesarios en acción para fumar cigarros”.
Lo anterior sería una ley para el ingeniero jefe, él nunca discute tales leyes porque seguramente el señor tacto y el señor gusto tienen la habilidad de razonar y deberían saber lo que están haciendo, así guarda esta ley en el tablero de noticias y después de cada comida comienza la maquinaria de  fumar cigarros porque ya está hecho el programa y se efectúa de manera casi automática.
El señor tacto y el señor gusto notan que después de cada comida hay una sensación extraña que los obliga a fumar. Hasta aquí dejamos este tema que me parece maravilloso el poder comprender que es lo que pasa con los hábitos que no guardan mucha distancia con los vicios.
En el próximo reporte ampliaremos este concepto de los hábitos, la invitación cordial y hasta entonces.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Talento y buena voluntad


El talento y la buena voluntad solo son visibles cuando nos despojamos de dinero y alhajas, de títulos y reconocimientos, y entonces sale a flote el honor, la virtud, el talento y la buena voluntad.
La mayor parte de la vida vivimos sumergidos en una oscuridad que es la situación del ignorante, que obedece automáticamente al impulso que recibe por medio de un directo, que sin solicitarlo se hace dueño de nuestra vida.
Muchas veces sentimos algo que nos estorba, como si una cuerda estuviera atada a nuestro cuello que no nos impide pensar, que es como una esclavitud en que nos mantienen las preocupaciones.
Esa esclavitud nos fue implantada desde la niñez de nuestra inteligencia, que nos ha obligado a vivir a merced de los ambiciosos, que han sabido dominar a nuestros progenitores.
Esos ambiciosos, corrompen de la mejor buena fe nuestra conciencia, todos en la niñez somos como cera blanca a la buena o mala educación, y eso es lo que impide el aprendizaje adecuado.
Cuando queremos usar libremente nuestra razón, resulta que nos precipitamos hacia el error como si se tratara de sumergirse en una piscina sin fondo, donde se pierde la libertad de pensar y discernir con tranquilidad.
Nuestro espíritu es tratado como si fuera materia que el artista escoge, con el fin de manifestar su arte, y sin remedio queda privado de lo único que distingue y sublima al hombre: El derecho de pensar y discurrir y de creer o no creer.
Ese derecho está fundado en el conocimiento de causa, y obrar según dicte la razón e inconforme a la astucia o impulso de nuestros primeros directores.
Quien no piensa o no examina o que jura en las palabras de otra persona y se abstiene de investigar si lo que se le enseña o se le ha enseñado es cierto, no es un hombre, es una máquina.
Dudar, dudar siempre, donde hay duda, hay libertad, dudar de lo que no se comprenda o de lo que no se conozca por nosotros mismos, este es el primer compromiso en la masonería.
Se le conoce como “duda filosófica” es la duda que realmente ofrece libertad, esa tan ansiada libertad no se consigue si alguien nos dice qué debemos hacer o como hacerlo, aceptar eso es entregar nuestra libertad, es hacernos dependientes de los ambiciosos.
Debemos trazar una línea de distinción entre los que son capaces de verificación y los que no lo son, y separar con una barrera inviolable el mundo de los seres fantásticos, del mundo de las realidades.
Talento y buena voluntad es todo lo que se necesita si lo que se busca es libertad, pero libertad de pensamiento, libertad de acción y lo más importante, libertad que permita manifestar las ideas en su exacta dimensión, esa es la verdadera libertad que debemos buscar siempre.
Espero que con lo anterior sea más sencillo comprender, el porqué del título de hombre libre y de buenas costumbres, así es el verdadero masón.