Por: Julio Torres
En una logia, el guardián y conservador nato de todas las leyes masónicas es el orador, Por mucha que sea la sabiduría y por grande que sea la prudencia del jefe de la logia, siempre esta expuesto al abuso de poder.
Esto ocurre con algunos gobernantes, después de tomar posesión del poder que “el pueblo le haya otorgado”, corren el riesgo de interpretar equivocadamente la ley.
De lo anterior se desprende la necesidad de un defensor de los derechos del pueblo masónico, una especie de “ministerio publico” y esa labor se le encomienda precisamente al orador.
Es quizás el cargo mas difícil de desempeñar con la eficacia requerida, pues esta obligado a conocer e interpretar debidamente la ciencia masónica.
Un buen orador debe ser sabio, es el ser humano por excelencia, y su cualidad predominante será una inteligencia acompañada de un magnifico criterio.
El orador, es un dignatario que debe oponerse a toda deliberación que sea contraria a las leyes, por lo que debe ejercer el derecho de reclamar la suspensión de todo debate, cuando la pasión intente sustituir a la moderación.
El orador es el único miembro de una logia que puede pedir la palabra directamente al jefe del cuerpo y le debe ser otorgada cuantas veces lo requiera.
Pero, tampoco puede hablar en pro o en contra de cualquier asunto a discusión, solo puede hablar del asunto a debate con entera imparcialidad, señalando las ventajas o inconvenientes del caso.
Terminada la discusión, la resume y da sus conclusiones que la logia aprobara en forma acostumbrada y a falta de instructor, el orador es el encargado de explicar la simbología de los grados.
Debe dar preferencia a los recién iniciados, sobre todo cuando es su primer día, y la lección será sobre la ciencia de la masonería.
El orador presenciará y firmará los escrutinios y cómputos, firmando las actas y minutas con el jefe del taller y con el secretario, y es el encargado de celebrar las ceremonias fúnebres.
La oratoria pues, no es poca cosa, por lo que se recomienda un buen estudio de la gramática, la retorica y la lógica, sin el dominio de este trívium o esos tres conceptos difícilmente se puede esperar éxito en los trabajos
.
En artículos pasados, he insistido en que el objetivo fundamental de la masonería es trabajar por el bien de la humanidad, y por eso lo repetiré una vez más.
Los conocimientos masónicos están colocados sobre la mesa, y una manera en que pueden ser muy efectivos es que en verdad le sirvan a la sociedad.
Si un gobernante, por modesto que sea su puesto, para el que fue elegido, no logra dominar ese trívium: Gramática, retorica y lógica, es posible que nunca pueda entender a sus gobernados.
Son muchos los casos documentados, en los que el ciudadano es olvidado por completo, o casi, por quien tiene que buscar la equidad y la seguridad.
Me atrevo a asegurar que con la asesoría practica de un masón, cualquier gobernante va a comprender las causas de las miserias humanas, y la manera de combatirlas.
No debemos olvidar que el gobernante solo tiene tres encargos fundamentales: seguridad, salud y educación, aunque su oratoria sea deficiente triunfará.
Ahora que, si su oratoria es eficiente, seguro que conocerá las leyes a la perfección y finalmente serán las herramientas fundamentales para la felicidad del ciudadano.
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