Por: Julio Torres
Increíble que en el siglo de la tecnología se incremente la ignorancia a nivel mundial, cuando los sistemas para comunicar están a la vanguardia y existan estadísticas que muestran la ignorancia de los pueblos.
En el siglo pasado la ignorancia se circunscribía a un analfabetismo severo, los porcentajes de personas que no sabían leer ni escribir arrojaban cifras sumamente alarmantes.
Hoy día no es la alfabetización lo que falla, más bien es el exceso de información lo que provoca tanta ignorancia, basta con ver los mensajes que intercambian los jóvenes por medio del teléfono celular.
Para no escribir la palabra que, lo que hacen es colocar una letra k, o en el mejor de los casos utilizan la letra Q y el léxico utilizado parece sacado de los barrios paupérrimos de la ciudad.
La información que se distribuye en prensa escrita y electrónica, no ofrece garantía de veracidad ya que por años la tendencia parece inclinada a la mejor oferta.
Cuestionar a cualquier persona en asuntos históricos, geográficos o de cualquier materia resulta catastrófico, se manifiesta de inmediato la ignorancia en estos asuntos.
Lo anterior es porque los ciudadanos se entregan dóciles, a las manos de los ambiciosos, lamentando que se cumpla la actuación de los enemigos de la masonería, ambición e hipocresía.
La educación laica ha sido uno de los objetivos que la masonería persigue desde hace más de tres siglos, porque es la única forma de controlar el fanatismo religioso.
Es bueno que se entienda que no persigo desacreditar a enseñanza alguna, lo que pasa es que resulta muy sencillo fanatizar por medio de la salvación en la vida eterna.
La masonería no ofrece la salvación en la vida eterna, solo ofrece la manera de ser feliz en esta vida, para ello es que trabaja por medio de mónitas que resultan eficaces a la hora de aplicar lo aprendido.
Primero, sugiere dudar de todo cuanto le sea mostrado como verdad, es difícil que alguno posea la verdad absoluta y una vez analizado el tema, el masón tomará el camino que le indique su ser interno.
Hará uso de su inteligencia para tomar el mejor camino, pero con rectitud y valor para evitar el error en lo posible, con una dosis de prudencia evita el fracaso amenazante.
Con la filantropía, que abre puertas a la satisfacción, la vida nos permite ser rentable a nuestros semejantes, pero cuidado, los enemigos siguen y seguirán vivos.
La ignorancia es la parte más débil, reitero, es la puerta de entrada para la hipocresía y la ambición, y si la ignorancia ha tomado la estatura de un vicio, erradicarlo va a resultar casi imposible controlar.
Quien supera la ignorancia, se pueda defender de la ambición y de la hipocresía, pero al final sabemos que nos enfrentamos a tres enemigos muy poderosos, ignorancia, ambición e hipocresía.
Sugiero atacar prioritariamente a la ignorancia y una vez dominada, aunque sea parcialmente, ese enemigo bautizado como ignorancia, el primer paso hacia nuestra verdadera liberación es un hecho consumado.
La verdadera libertad es así, cuando hemos dominado la ignorancia, la hipocresía y la ambición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario