Nacer
es el acontecimiento mas importante, el de mayor trascendencia, porque es el
principio de una historia que se va a escribir a lo largo de muchos o pocos
años, todo es de acuerdo al argumento que haya que representar.
Alguna
vez un maestro describía la vida como un gran escenario donde cada uno de
nosotros tiene un papel que representar, calificaba a la vida como el teatro
donde cada actor representa a un personaje, que pudo haber sido real o
ficticio.
Se dice
que la vida inicia, desde el momento en que abandonamos el útero, y de allí en
adelante hasta cumplir tres años comienza a manifestarse el ser pensante que
somos.
Ese
maestro calificaba al teatro diciendo que: El teatro es conflicto y la vida
cotidiana es teatro porque es conflicto, que se debe resolver a cada momento y
bajo todas las circunstancias imaginables.
La
masonería comienza a contabilizar la edad desde los tres años, como símbolo de
una situación real, a los tres años es cuando comenzamos a cuestionar a
nuestros padres con una serie de preguntas que muchas veces no saben contestar.
¿Por
qué sale el sol? ¿Por qué hace frío? Y ¿Por qué, porque, porque? De manera que
nunca nos vamos a cansar de preguntar, aunque nada entendamos con las
respuestas que recibimos.
Lo
interesante comienza realmente cuando llegamos a los siete años de edad, porque
nuestra mentalidad cambia, casualmente es cuando hemos ingresado a la enseñanza
primaria, cuando entramos al mundo del conocimiento de la vida real.
Los
catorce años nos sorprende en la enseñanza secundaria, ahora ya ingresamos al
mundo de las matemáticas con más seriedad, lo mismo que con la física, química,
historia, literatura y geografía universal.
Los 21
años, con un cambio de mentalidad muchas veces incomprensible, porque ya hemos
tocado la puerta de la filosofía y la lógica, de tal suerte que parece estamos
ya preparados para la profesión conforme a la vocación manifestada.
Pronto
conseguiremos la certificación para ejercer la profesión elegida, en apariencia
ya estamos aptos para resolver nuestros problemas que en años anteriores no
conocíamos.
Estamos
a punto de consumir una tercera parte de la esperanza de vida, que hemos
dividido en tres etapas, desde los 7, los 14 y los 21 años.
El
resto se refiere al segundo tercio de la esperanza de vida, donde debe
consolidarse el proyecto o argumento a representar en el teatro de la vida, que
servirá para llegar al tercer tercio con la tranquilidad y solidez necesaria
para cuando el telón baja, poder decir: “Misión cumplida”.
La
subdivisión que la masonería hace de cada peldaño a conquistar, contiene un
proceso detallado de lo descrito en este documento, con lo que proporciona las
herramientas necesarias para cumplir cabalmente con lo que la vida exige.
Un gran
problema, es suspender o dejar trunco el proceso de estudio entre los catorce y
los 21 años, el descontrol de los actores de la vida es sumamente complejo y
destructor.
Siete,
catorce y veintiuno es la primera etapa de la vida que cuando está bien
cimentada, el éxito en la vida es automático para vivir el resto.