Por:Julio Torres.Mucho es lo que se trabaja y mucho se persevera, profundiza y aprecia las virtudes de la masonería, es como entregar un tesoro a la más hábil y atrevida mano que sabe buscarle.
Apreciar un cuadro que representa un templo material, es el emblema de otro más sublime y hemos sido llamados a conservar y proteger, porque ahora es nuestro turno.
Operarios hábiles como Zoroastro, Moisés, Salomón, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, Platón, Zenón, Epíteto, Jesús, Juan Jacobo Rousseau, Washington, Bolívar e Hidalgo y muchos otros que le enriquecieron con su inteligencia.
Hoy toca a nosotros analizar el interior del templo que contiene varios departamentos donde se enseña la ciencia del cielo, de los astros y los fenómenos de la naturaleza.
Por otro lado el conocer el corazón del hombre, la historia de sus pasiones y vicios y la manera de perfeccionar la razón y encontrar la verdad que nos resulta venturoso.
Todo se estudia y todo se comprende cuando llega el turno, recordemos que Pitágoras exigía cinco años de silencio a sus discípulos antes de concederles la gracia de hablar.
El silencio exigido no se debe tomar en sentido material de que los privara de discurrir sobre lo que les enseñaba, más bien, evitaba que hablaran de lo que no entendían.
Cuando se recibe a un candidato a ingresar a la masonería se le hacen varias preguntas sobre la idea que tiene de la orden y después de un tiempo prudente se le pregunta la idea que se ha formado.
Mucho se habla de luz y tinieblas, pero lo más importante es que cuando ya se realizó el ingreso responda lo que entiende por luz, o por la verdadera luz y la opinión que tiene sobre los simbolismos que usa la masonería.
Quienes ignoran nuestros misterios dicen que no marchamos con las grandes ideas modernas, sin embargo, la masonería es tan antigua y tan actual que resulta imposible marcar esa línea divisoria entre lo antiguo y lo moderno.
Cuando se nace a la masonería, en realidad vemos que existe un pueblo en verdad libre, comienza a abrirse el arca de nuestros misterios y el primer trabajo es tratar de entender esos misterios.
Es de sabios entender que nos encontramos entre hombres libres y de buena fe, que buscan como nosotros la sabiduría y si todo se ignora, podemos darnos el gusto de ver todo lo que podemos aprender.
De manera simbólica aprenderemos a usar el martillo y el cincel, de la regla y del compás, de la palanca y la escuadra, como herramientas fundamentales con que se levantó el templo.
En la historia alegórica, los obreros empleaban el primer año en desbastar con el cincel y el martillo los minerales y las maderas de la fábrica y hasta que conocían bien sus distintas cualidades, no se les destinaba a trabajos superiores.
En próximos reportes hablaremos ampliamente de este asunto, porque es parte de ese secreto tan buscado y poco entendido de la masonería.
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