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jueves, 19 de enero de 2012

El secreto es necesario

filosofía,arte,ciencia,cultura

El secreto en la masonería es necesario por una diversidad de motivos, pero el más importante es que solo por medio del secreto se puede obtener un sistema de aprendizaje que de otra manera sería imposible obtenerlo.
La enseñanza dogmática a la que estamos acostumbrados impide que el razonamiento ocupe el primer lugar, el sistema exige que la memoria sea primera y una vez que un conocimiento queda grabado en la memoria, ahora se exige el razonamiento.
Pareciera que todo es cuestión de sistema, desde que nacemos estamos expuestos a lineamientos, a normas y obediencias, no siempre son adecuadas en nuestro desarrollo, es más, la mayor parte de las veces resultan represivas, como un atentado a la libertad.
No es casual que se pida a todo candidato que declare ser libre y de buenas costumbres antes de ser aceptado, la razón es simple, pues solo con sentimientos de libertad se puede llegar a la verdad, no existe otro camino.
El secreto de ninguna manera se puede violar, y no es tanto por el temor a una represalia ni nada por el estilo, simplemente es un secreto que no se revela de inmediato, es más, es un secreto que contiene muchas interpretaciones y cada uno de los integrantes lo descubrirá a su tiempo.
Pueden fijarse plazos en la recepción de ese secreto, sin embargo, es sumamente aventurado establecer un plazo, solo entiéndase que el poder de absorción de un concepto nunca es igual en todos, cada uno de nosotros descubrirá respuesta a su velocidad y entendimiento.
Esto no es como en el sistema tradicional, donde lo importante es que los dogmas sean aprendidos tal como son expuestos por los catedráticos, sin omitir comas y puntos porque de eso depende la calificación que se obtenga.
En la masonería no es cuestión de puntos de calificación, cada uno de nosotros se calificará de acuerdo a su poder de comprensión y estudio, muchas veces un conocimientos se puede comprender en una sola exposición, otras veces, hasta escucharlo mil veces.
El destino de esta forma de estudio tiene un objetivo inicial, tratar de conocerse a sí mismo, es decir, si logramos vernos como realmente somos y no como creemos que somos, es que hemos dado el primer gran paso no solo en la masonería, sino en nuestra vida cotidiana.
Si un individuo no sabe como es en realidad, mucho menos puede saber como es la persona con la que convive de manera habitual y entonces, el amigo, el vecino e inclusive el pariente va a ser un autentico desconocido, lo cual le aleja definitivamente de todo.
El mundo real se convierte en un mundo totalmente ajeno a su vida diaria, de manera que nunca encontrará la forma de saber como es él realmente y si no se conoce, nunca llegará a conocer a nadie, aunque lo vea a diario.
Cuando logramos conocernos a nosotros mismos, podemos afirmar que ya hemos tocado la puerta donde se guarda celosamente el secreto de la masonería, y para abrir esa puerta solo existe una llave: La verdad.

martes, 27 de septiembre de 2011

El altar o Ara

Un altar es el lugar consagrado donde se realiza el culto religioso, también reconocido como ara o piedra consagrada donde se ofrecen sacrificios, contiene una cavidad donde se colocan las reliquias de los mártires.

Hablar de un altar o de una ara, nos estamos refiriendo al lugar más importante en un templo, y lo definimos como el lugar donde se realizan ceremonias en honor a la divinidad, de ahí se desprende el titulo de templo.

Luego entonces, habremos de reiterar que el sitio más importante en un templo, es donde se encuentra el altar, y en ese lugar se realizarán los juramentos más importantes.

En los templos, donde la masonería realiza sus reuniones de trabajo, existe ese altar de los juramentos que se denomina: Ara, es en ese lugar donde se toman las decisiones más importantes.

Esa Ara, se adorna con una serie de elementos que son extremadamente valiosos de todo masón: un libro de la ley abierto en determinada página de acuerdo al tema que se deba trabajar.

Sobre él, deberá colocarse el símbolo conocido, compuesto por la escuadra y el compás, una espada flamígera que en futuro reportaje hablaremos de ella e iluminado con tres luces durante los trabajos.

El protocolo dentro de los trabajos está perfectamente estructurado, mantiene una disciplina que impide se pierdan los objetivos puestos sobre la mesa y cada miembro ejerce su libertad de expresión.

El respeto a esa Ara, desde el ingreso al templo y a la logia, fortalece cada una de las exposiciones que los maestros hacen sobre los temas programados durante el ejercicio anual.

Posteriormente, cada uno de los miembros aporta sus puntos de vista sobre cada uno de los temas trabajados, lo cual permite enriquecer las exposiciones y cada miembro se lleva a casa lo que entiende y el salario correspondiente.

Una vez agotados los debates sobre los temas programados, se inicia el protocolo de clausura de los trabajos del día y desde luego, que la parte fundamental se realiza frente al altar de los juramentos.

De lo tratado dentro de los templos se obliga a mantener en secreto, pero ese secreto se solicita porque resulta muy difícil digerir de inmediato los resultados, se corre el riesgo de equivocarse.

La solemnidad ejercida dentro de las logias, se debe en gran medida a ese protocolo del que hablo al principio, un altar de juramentos perfectamente “vestido”, garantiza un desarrollo de trabajos provechosos.

Es posible que la reunión que cada logia organiza una vez cerrados los trabajos regulares, pone de manifiesto la necesidad de razonar con la discreción necesaria cada uno de los temas tratados.

Pero insisto, cuando se tratan temas delicados que tienen que ver con el bien general de la humanidad, no existe mejor recinto que hacerlo ante el altar de los juramentos.

domingo, 3 de julio de 2011

Sabiduría y secreto masón


Por:Julio Torres.Mucho es lo que se trabaja y mucho se persevera, profundiza y aprecia las virtudes de la masonería, es como entregar un tesoro a la más hábil y atrevida mano que sabe buscarle.

Apreciar un cuadro que representa un templo material, es el emblema de otro más sublime y hemos sido llamados a conservar y proteger, porque ahora es nuestro turno.


Operarios hábiles como Zoroastro, Moisés, Salomón, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, Platón, Zenón, Epíteto, Jesús, Juan Jacobo Rousseau, Washington, Bolívar e Hidalgo y muchos otros que le enriquecieron con su inteligencia.

Hoy toca a nosotros analizar el interior del templo que contiene varios departamentos donde se enseña la ciencia del cielo, de los astros y los fenómenos de la naturaleza.

Por otro lado el conocer el corazón del hombre, la historia de sus pasiones y vicios y la manera de perfeccionar la razón y encontrar la verdad que nos resulta venturoso.

Todo se estudia y todo se comprende cuando llega el turno, recordemos que Pitágoras exigía cinco años de silencio a sus discípulos antes de concederles la gracia de hablar.

El silencio exigido no se debe tomar en sentido material de que los privara de discurrir sobre lo que les enseñaba, más bien, evitaba que hablaran de lo que no entendían.

Cuando se recibe a un candidato a ingresar a la masonería se le hacen varias preguntas sobre la idea que tiene de la orden y después de un tiempo prudente se le pregunta la idea que se ha formado.

Mucho se habla de luz y tinieblas, pero lo más importante es que cuando ya se realizó el ingreso responda lo que entiende por luz, o por la verdadera luz y la opinión que tiene sobre los simbolismos que usa la masonería.

Quienes ignoran nuestros misterios dicen que no marchamos con las grandes ideas modernas, sin embargo, la masonería es tan antigua y tan actual que resulta imposible marcar esa línea divisoria entre lo antiguo y lo moderno.

Cuando se nace a la masonería, en realidad vemos que existe un pueblo en verdad libre, comienza a abrirse el arca de nuestros misterios y el primer trabajo es tratar de entender esos misterios.

Es de sabios entender que nos encontramos entre hombres libres y de buena fe, que buscan como nosotros la sabiduría y si todo se ignora, podemos darnos el gusto de ver todo lo que podemos aprender.

De manera simbólica aprenderemos a usar el martillo y el cincel, de la regla y del compás, de la palanca y la escuadra, como herramientas fundamentales con que se levantó el templo.

En la historia alegórica, los obreros empleaban el primer año en desbastar con el cincel y el martillo los minerales y las maderas de la fábrica y hasta que conocían bien sus distintas cualidades, no se les destinaba a trabajos superiores.

En próximos reportes hablaremos ampliamente de este asunto, porque es parte de ese secreto tan buscado y poco entendido de la masonería.