viernes, 1 de julio de 2011

Masonería pensamiento y más.



Por: Julio Torres. El pensamiento es la facultad por la que nos conocemos y nos distingue, por eso es que adquirimos el calificativo de individuos.


El pensamiento nos da la posibilidad de creer en lo que queremos y así definir la libertad de pensamiento, es decir, tener una opinión positiva de alguien o algo, también puede ser negativa.


Nuestra sangre, nuestra carne, nuestros huesos son materia que poseemos en común con otros animales, lo propio y lo indudable es que pienso y examino, comparto, escojo y formo un juicio con otro.


El pensamiento es un lugar supuesto en el que se practica la capacidad de estructurar, analizar y relacionar ideas que es lo que nos distingue del resto de los seres vivos.


Pero si permito que otro investigue y juzgue por mí, ya no me pertenezco, dejo de ser hombre y me confundo con las cosas que obedecen al impulso que reciben.


Es como pensar en nuestra propia muerte, imaginamos que es muy doloroso, el permitir que cualquier persona tome las decisiones que yo debo tomar, equivale a entregarme inerme a un ambicioso.


Muchas veces actuamos por instinto, es como un resorte conservador de la existencia animal, ese instinto al que me refiero, nada tiene que ver con el pensamiento.


Entonces descubro la otra facultad que acepto como inteligencia, que es la encargada de recibir las impresiones de los sentidos, comprende los actos, que satisfacen mis necesidades.


La inteligencia está con nosotros desde niños, mucho antes de que comencemos a hablar, y evoluciona a medida que aprendemos muchas cosas o entendemos muchas más.


Desde niños mostramos inteligencia, por medio de las percepciones o la conciencia rudimentaria, con ella hemos sido dotados desde que nacemos y descubrimos la amistad, la gratitud y la vanidad.


Aparece entonces la razón, que es el poder de elevarse de lo concreto a lo abstracto para comprender la naturaleza de las cosas y someternos a la causa que las produce.


La razón permite estudiarnos y contemplar lo creado, la verdad que destruye los errores de la intuición y los sofismas de la inteligencia.


Esa razón permite crear las ciencias y las artes, arrancando a la naturaleza sus misterios, ese es el patrimonio del hombre y gracias a él, descubre en todas las cosas, lo real y lo ideal.


El instinto, es común con todos los animales, los afectos se presentan con los animales superiores y las facultades intelectuales son propias del ser humano.


Una facultad reflexiva se traduce en reflexiones que nos relaciona con el mundo exterior y una facultad receptiva constituye la razón humana.


Comprendo entonces, que el pensamiento es el motor que tiene que ver con la inteligencia, con la razón y con el instinto, y desencadena las facultades afectivas e intelectuales.


Resulta claro que el pensamiento es sinónimo de individuo, constituye al hombre en toda su grandeza.

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