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jueves, 26 de enero de 2012

Pensamiento libre

filosofía,arte,ciencia,cultura

Es creíble que nacemos libres, así lo declaran muchas personas que han dedicado su vida a ese tipo de análisis, algunos de ellos mostrando un pensamiento liberal como lo es la masonería en general, que hace esta afirmación: Por naturaleza nacemos libres.
Desde luego que se refiere a que el hombre nace libre, y aprende a caminar por el sendero de la vida buscando la verdad en cada una de las cosas que la vida misma le presenta, que bien se le puede definir como la búsqueda suprema de la verdad.
Infinidad de veces se detiene sin conocer la causa, es nada menos que una especie de ceguera que  le domina la vista, sin permitirle entender o discernir lo que le impide ver, hasta que se da cuenta que lo que le impide esa visión, se conoce como ignorancia.
Pero esa ignorancia no viene sola, le ayuda el fanatismo, ese que por tiempo inmemorial  ha tenido prisioneros a nuestros padres, que no han sabido definir que es y que simplemente conocemos como fanatismo que aprisionó su conciencia.
Involuntariamente, nuestros padres nos han legado ese fanatismo que a ellos a su vez, sus padres les heredaron con toda la buena voluntad, porque así quedó grabado en su mente y tal vez la historia se remonte a muchas generaciones.
Pero hoy, que contamos con herramientas más sofisticadas, somos capaces de revelarnos y analizar a que se refiere ese fanatismo que aprisiona nuestra conciencia, tal vez se trate de la manera en que se endurece el corazón y el fanatismo nos apasiona.
Sin embargo, dentro de nosotros algo nos grita: Camina hacia un puerto seguro, marcha sin detenerte, a la vista se encuentra ese puerto como una salvación, su nombre es la ciencia, así es, la ciencia es el puerto maravilloso, con espacio suficiente, sirve de refugio ante las tempestades de la duda y el error.
La virtud es una poderosa herramienta, puede lograr romper las cadenas que nos aprisionan y que fueron colocadas por nuestros padres de manera involuntaria, pues ellos padecieron la prisión de esas cadenas y no alcanzaron a liberarse porque no les fue permitido el ingreso a la ciencia.
Les obligaron a trabajar por medio del fanatismo que les graduó como profesionistas de las pasiones, muchos de ellos sucumbieron y compraron a precios muy accesibles uno o varios paquetes de vicios, que pagaron a precios engrandecidos.
De manera que vicios y pasiones contaminan fácilmente a todo ser humano, por medio de esa herramienta, que se conoce como fanatismo, a través de los tiempos, se ha utilizado el fanatismo con el único fin de controlar a las comunidades que lo permiten.
Pero no basta saber ser virtuoso de manera individual, el reto es que debemos buscar el bien colectivo, solo ese es durable, ya vimos que la ciencia nos permite liberarnos de las pasiones y los vicios, pues entonces, solo necesitamos pensamientos de libertad que sustituyan al fanatismo.
Sin fanatismo, el camino a la ciencia abre todas las posibilidades hacia la tan ansiada libertad, solo pensando libremente es que se ha logrado avanzar tecnológica y socialmente en esta vida.

viernes, 1 de julio de 2011

Masonería pensamiento y más.



Por: Julio Torres. El pensamiento es la facultad por la que nos conocemos y nos distingue, por eso es que adquirimos el calificativo de individuos.


El pensamiento nos da la posibilidad de creer en lo que queremos y así definir la libertad de pensamiento, es decir, tener una opinión positiva de alguien o algo, también puede ser negativa.


Nuestra sangre, nuestra carne, nuestros huesos son materia que poseemos en común con otros animales, lo propio y lo indudable es que pienso y examino, comparto, escojo y formo un juicio con otro.


El pensamiento es un lugar supuesto en el que se practica la capacidad de estructurar, analizar y relacionar ideas que es lo que nos distingue del resto de los seres vivos.


Pero si permito que otro investigue y juzgue por mí, ya no me pertenezco, dejo de ser hombre y me confundo con las cosas que obedecen al impulso que reciben.


Es como pensar en nuestra propia muerte, imaginamos que es muy doloroso, el permitir que cualquier persona tome las decisiones que yo debo tomar, equivale a entregarme inerme a un ambicioso.


Muchas veces actuamos por instinto, es como un resorte conservador de la existencia animal, ese instinto al que me refiero, nada tiene que ver con el pensamiento.


Entonces descubro la otra facultad que acepto como inteligencia, que es la encargada de recibir las impresiones de los sentidos, comprende los actos, que satisfacen mis necesidades.


La inteligencia está con nosotros desde niños, mucho antes de que comencemos a hablar, y evoluciona a medida que aprendemos muchas cosas o entendemos muchas más.


Desde niños mostramos inteligencia, por medio de las percepciones o la conciencia rudimentaria, con ella hemos sido dotados desde que nacemos y descubrimos la amistad, la gratitud y la vanidad.


Aparece entonces la razón, que es el poder de elevarse de lo concreto a lo abstracto para comprender la naturaleza de las cosas y someternos a la causa que las produce.


La razón permite estudiarnos y contemplar lo creado, la verdad que destruye los errores de la intuición y los sofismas de la inteligencia.


Esa razón permite crear las ciencias y las artes, arrancando a la naturaleza sus misterios, ese es el patrimonio del hombre y gracias a él, descubre en todas las cosas, lo real y lo ideal.


El instinto, es común con todos los animales, los afectos se presentan con los animales superiores y las facultades intelectuales son propias del ser humano.


Una facultad reflexiva se traduce en reflexiones que nos relaciona con el mundo exterior y una facultad receptiva constituye la razón humana.


Comprendo entonces, que el pensamiento es el motor que tiene que ver con la inteligencia, con la razón y con el instinto, y desencadena las facultades afectivas e intelectuales.


Resulta claro que el pensamiento es sinónimo de individuo, constituye al hombre en toda su grandeza.

jueves, 27 de enero de 2011

Masonería, pensamiento y más

Por: Julio Torres

En efecto, la individualidad es lo que constituye al hombre, nuestra sangre, nuestra carne, nuestros huesos solo son accidentes que poseemos en común con otros animales.

El hombre conoce lo propio, lo indudable, piensa y examina, compara, escoge, forma un juicio con otro y solo en algunos casos permite que otro investigue por el, ahí comienza el problema.

El hombre puede evitar que otro piense por el, pero si no lo hace, entonces es cuando se convierte en esclavo, es cuando ya no se pertenece, es cuando se degrada.

Por otro lado es importante puntualizar que el instinto como resorte conservador de la existencia hace que así como el pájaro construye su nido, un niño nace respira y acepta el alimento.

Entra entonces en acción la inteligencia que nos faculta para recibir mejor las impresiones de los sentidos y comprender los actos que satisfagan nuestras necesidades.

Solo la razón nos proporciona el poder de elevarnos de lo concreto a lo abstracto, es decir,   nos conduce a comprender la naturaleza de las cosas.

La razón nos indica la causa que produce las cosas, permite estudiarnos a nosotros mismos, contemplando lo creado y encontrar la verdad que destruye los errores de la intuición y los sofismas de la inteligencia.

También la razón permite crear las ciencias y las artes, por lo tanto, es el patrimonio del hombre que ve  en todas las cosas lo real y lo ideal y la causa que lo produce.

Son tres las facultades del hombre, primero es el instinto, que es común a todas las especies vivientes, luego la facultad afectiva que se manifiesta de distintas formas.

La facultad intelectual es quizás la que separa al hombre del resto de las especies porque al reflexionar es que se eleva sobre lo creado.

La masonería utiliza símbolos para poner sobre la mesa todo el conocimiento a favor de cada masón, como lo hicieron en su tiempo hábiles operarios como Zoroastro, Moisés, Salomón, Orfeo, y el resto de los grandes iniciados.

En los templos masónicos se enseña todo lo que el hombre debe aprender para mejorar su vida y los temas como la ciencia del cielo, de los astros y de los fenómenos de la naturaleza.

El conocimiento del corazón del hombre, la historia de sus pasiones y sus vicios, y la manera de perfeccionar la razón y encontrar la verdad que es el objetivo.

Se dice que Pitágoras exigía cinco años de silencio a sus discípulos antes de concederles la gracia de ingresar al santuario para que no hablaran de lo que no entendían.

Es posible que mediante estos conocimientos el masón pueda lograr el inicio hacia la felicidad en esta vida y no con la promesa de la vida eterna después de la muerte.

Sin olvidar jamás que las facultades que le han sido entregadas desde su nacimiento como lo es el pensamiento, sus afectos y su intelecto es el mejor legado.

Ahora podrá aplicar su inteligencia con la rectitud adecuada para cada caso en particular, con valor y prudencia para que su filantropía surta el efecto deseado.

Pero siempre en bien general de la humanidad.