Del
medio día a la media noche es aproximadamente el tiempo que permanecemos en lo
que se define como vigilia, o el tiempo dedicado al trabajo y la convivencia
familiar.
El
medio día es un término simbólico, pues hay quien inicia sus labores a la seis
de la mañana y escalonadamente hasta terminar el día, conforme al movimiento de
trabajo de cada actividad.
La
masonería toma este símbolo como parte de su protocolo, y con ello definir el
tiempo utilizado en el estudio, análisis e implementación de los asuntos que
buscan el bien de la humanidad.
Es
posible que un solo asunto requiera dos, tres, o más sesiones y al final se
encuentra la que se considera mejor solución, después de variados debates hasta
encontrar un punto convergente.
Doce
horas es tal vez el tiempo adecuado que permite encontrar y valorar asuntos que
se refieren al interés social, y cuando tratamos asuntos que afectan a la
comunidad ningún minuto es tiempo perdido.
Quizás
sea momento adecuado para voltear la vista a lo que hacen los parlamentos, no
estaría por demás que esos parlamentos revisaran los principios de la masonería
para entender que su trabajo se parece mucho al trabajo dentro de la masonería.
Se ha
perdido mucho tiempo en discutir y emitir leyes reglamentarias que pretenden
proteger a sus comunidades y por sistema se revierten porque no se discuten con
la seriedad que cada una requiere.
Cierto
es que los trabajos en la masonería exigen secreto, pero ese secreto es una
manera de salvaguardar lo que muestran los debates, eso garantiza que está
exento de influencias externas que puedan desvirtuar el resultado buscado o
adecuado.
Hoy
día, somos testigos parciales de los debates del aparato de gobierno en sus
tres poderes por medio de la tecnología moderna de comunicación, tal vez lo que
falta es que quienes de esos debates participan, lo haga con información
puntual de sus representados.
Como
también somos testigos parciales de lo que en logia se discute y al final poco
o nada trasciende al mundo profano, lo que se traduce en acuerdos estériles,
salvo que cada masón aplique esos acuerdos en su medio y básicamente en su
familia.
En este
punto creo debo detenerme para puntualizar que ese es el fin especifico del
masón, aprovechar los acuerdos que emanen de las reuniones para hacerlos
efectivos en el seno familiar.
Nunca
debemos olvidar que la célula social es la familia, la regla dice que si un
cuerpo posee células sanas, el cuerpo es sano, por lo tanto, familias sanas
hacen pueblos sanos.
Las
reuniones dentro de la masonería buscan hacer evidente la cultura de las buenas
costumbres de cada integrante y cuando en ello se trabaja, ni dudar que el
resultado se aprecie directamente en la familia.
Entonces
es fácil comprender que el objetivo fundamenta es trabajar para conseguir
mejores hombres, mejores padres, mejores hijos, mejores esposos y eso garantiza
mejores familias, de ahí la necesidad de trabajar del medio día a la media
noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario