miércoles, 5 de octubre de 2011

Armonizar el alma

El alma armonizada es algo que pocos han logrado fabricarse y muchos han logrado conquistarla, pero sin duda deben existir diferentes grados, el asunto es encontrar La cuadratura del circulo a cualquier precio.

La interrogante siempre ha sido: ¿que es la inmortalidad del alma? como si se tratara de un lujo, sin darse cuenta que la mejor manera de inmortalizar el alma, es a base de acciones en bien de la humanidad y eso también se mide por diferentes grados.

Es posible que existan por todos lados quienes obtienen grados con artificios múltiples, lo más importante es que se pueda comprender lo que la masonería tiene reservado para cada uno de nosotros, lo importante es entender cada uno de los grados.

Enfrentarnos a los verdaderos problemas que existen dentro de nosotros mismos nos conduce a situaciones muy difíciles de digerir, por eso es que me permito emitir una y otra vez asuntos de los distintos grados, de manera gratuita como un servicio para los HH.

Lo que en estos reportes exhibo, está diseñado de manera que lo entienda quien lo deba entender y lo aproveche quien lo quiera aprovechar y este blog está abierto para toda crítica constructiva y aún destructiva, lo que importa es que llegue a la mayor parte de personas cuya inquietud sea positiva.

Es por eso que he titulado “armonizar el alma” a este artículo ya que para comprender los asuntos salpicados de filosofía, es necesario que el alma se mantenga armonizada, por lo menos durante el tiempo necesario para leer esto que es extremadamente corto.

Es poco importante la manera como nos describen quienes no saben de qué se trata el estudio de la masonería, lo fundamental es que nosotros seamos capaces de entender como somos en realidad.

Conseguir la verdadera inmortalidad del alma, ocurre cuando somos capaces de realizar en vida una obra que en verdad sea aprovechada por la comunidad.

Si de nuestro caminar en esta vida se recuerda nuestro nombre, quiere decir que valió la pena cualquier esfuerzo, pero eso lo validarán las nuevas generaciones y no a nosotros corresponde hablar de ello en momento alguno.

Este planteamiento está muy claro en el protocolo de recepción, que muchos masones lo conocen perfectamente y otros ni siquiera lo recuerdan, por eso lo pongo sobre la mesa de discusión en este escrito.

Tal vez se recuerde lo siguiente: “La armadura ósea de un cuerpo humano, descarnado y frío con toda la descomposición, etc.” Es como verse internamente, donde nada vale todo cuanto es ostentoso y que es lo menos importante en la filosofía del masón.

Esa armadura ósea bien pudo pertenecer a una dama hermosa que fue encanto y alegría de quienes le conocieron, o tal vez pudo ser la adoración de los jóvenes de su tiempo.

Pudo ser el esqueleto de un rico y poderoso personaje que empleó su vida en atesorar riquezas obtenidas con lágrimas y sangre de sus semejantes que creyó sentirse superior a todos.

La Masonería pone ante nuestros ojos ese símbolo clásico de la inestabilidad humana, con el fin de recordarnos que hay en nosotros algo más que huesos, músculos, nervios y sangre.

Todo esto nos invita a pensar un poco más en ese concepto reconocido como alma, que es el motor de nuestra vida, de ahí la importancia de mantenerla armonizada, de no lograrlo, nos convertimos en presa fácil de vicios y pasiones.

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