El alma
armonizada es algo que pocos han logrado fabricarse y muchos han logrado
conquistarla, pero sin duda deben existir diferentes grados, el asunto es
encontrar La cuadratura del circulo a cualquier precio.
La
interrogante siempre ha sido: ¿que es la inmortalidad del alma? como si se
tratara de un lujo, sin darse cuenta que la mejor manera de inmortalizar el
alma, es a base de acciones en bien de la humanidad y eso también se mide por
diferentes grados.
Es
posible que existan por todos lados quienes obtienen grados con artificios
múltiples, lo más importante es que se pueda comprender lo que la masonería
tiene reservado para cada uno de nosotros, lo importante es entender cada uno
de los grados.
Enfrentarnos
a los verdaderos problemas que existen dentro de nosotros mismos nos conduce a
situaciones muy difíciles de digerir, por eso es que me permito emitir una y
otra vez asuntos de los distintos grados, de manera gratuita como un servicio
para los HH.
Lo que
en estos reportes exhibo, está diseñado de manera que lo entienda quien lo deba
entender y lo aproveche quien lo quiera aprovechar y este blog está abierto
para toda crítica constructiva y aún destructiva, lo que importa es que llegue
a la mayor parte de personas cuya inquietud sea positiva.
Es por
eso que he titulado “armonizar el alma” a este artículo ya que para comprender
los asuntos salpicados de filosofía, es necesario que el alma se mantenga
armonizada, por lo menos durante el tiempo necesario para leer esto que es
extremadamente corto.
Es poco
importante la manera como nos describen quienes no saben de qué se trata el
estudio de la masonería, lo fundamental es que nosotros seamos capaces de
entender como somos en realidad.
Conseguir
la verdadera inmortalidad del alma, ocurre cuando somos capaces de realizar en
vida una obra que en verdad sea aprovechada por la comunidad.
Si de
nuestro caminar en esta vida se recuerda nuestro nombre, quiere decir que valió
la pena cualquier esfuerzo, pero eso lo validarán las nuevas generaciones y no
a nosotros corresponde hablar de ello en momento alguno.
Este
planteamiento está muy claro en el protocolo de recepción, que muchos masones
lo conocen perfectamente y otros ni siquiera lo recuerdan, por eso lo pongo
sobre la mesa de discusión en este escrito.
Tal vez
se recuerde lo siguiente: “La armadura ósea de un cuerpo humano, descarnado y
frío con toda la descomposición, etc.” Es como verse internamente, donde nada
vale todo cuanto es ostentoso y que es lo menos importante en la filosofía del
masón.
Esa
armadura ósea bien pudo pertenecer a una dama hermosa que fue encanto y alegría
de quienes le conocieron, o tal vez pudo ser la adoración de los jóvenes de su
tiempo.
Pudo ser
el esqueleto de un rico y poderoso personaje que empleó su vida en atesorar
riquezas obtenidas con lágrimas y sangre de sus semejantes que creyó sentirse
superior a todos.
La
Masonería pone ante nuestros ojos ese símbolo clásico de la inestabilidad
humana, con el fin de recordarnos que hay en nosotros algo más que huesos,
músculos, nervios y sangre.
Todo
esto nos invita a pensar un poco más en ese concepto reconocido como alma, que
es el motor de nuestra vida, de ahí la importancia de mantenerla armonizada, de
no lograrlo, nos convertimos en presa fácil de vicios y pasiones.
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