Volver
a empezar no solo es un juego de palabras, volver a empezar, es una actitud, es
una idea, es una mecánica, es el camino para conseguir lo que se quiere, pero
con una idea firme, como firme es la convicción de volver a empezar.
Infinidad
de veces encontramos gente que comienza a evolucionar, o dicho de otra manera,
que comienza a triunfar y algunas veces ese triunfo se le escurre de entre las
manos, tal vez la causa sea que no ha aprendido a volver a empezar.
La
masonería tiene muy presente el concepto de volver a empezar, cuando se lleva a
cabo el ingreso a la masonería de un nuevo miembro, es tal el festejo que
abiertamente decimos que vuelve a empezar.
Lo que
pasa es que su vida ya no es la misma cuando ingresa a la orden, podemos
calificar el hecho como un antes y un ahora, poco a poco se desarrolla algo
nuevo en el que ingresa, de tal manera que va a ser distinto, aunque él no lo
perciba.
Ingresar
a la masonería siempre lo he comparado con la primera experiencia en cualquier
asunto, es decir, cada vez que aprendemos algo, es que volvemos a comenzar,
porque lo que hoy se aprende, es una nueva iniciación.
Desde
el ingreso a una logia por primera vez, la mentalidad de quien ingresa, sufre
una transformación, que solo se percibe luego de algunos días, si me permite,
hare una comparación sencilla: ¿Recuera usted su primer beso?
La
experiencia de su primer beso es excepcional, cada uno de nosotros lo va a
explicar a su manera y de ninguna manera se darán dos descripciones iguales,
esto es como el tratar de describir el aroma de una rosa, nadie lo percibe en
la misma forma.
Cada
reunión en una logia es como volver a empezar, simplemente porque el protocolo
que se utiliza en los trabajos, aunque sea el mismo siempre, la manera de
interpretarlo de cada miembro, hace que se vea y se escuche distinto.
Desde
la iniciación parece un morir y renacer, en función de lo que se aprende, se
antoja similar a lo conocido y a la vez tan distinto, es en ese momento cuando
encaja perfectamente el volver a empezar.
Un
mismo tema se va a tratar desde muchos puntos de vista, tantos como miembros
tenga una logia, y curiosamente cada opinión o cada punto de vista va a ser
distinto, de manera que son tantas muertes y resurrecciones como opiniones se
manifiesten.
Cuando
hablamos con un niño de unos tres años, le hacemos una pregunta sobre lo que
piensa del frío, obtendremos una respuesta de acuerdo a su realidad, si mañana
le volvemos a hacer la misma pregunta, estoy cierto que su respuesta será
distinta.
Claro
que una y otra respuesta no puede ser diametralmente opuesta, el contenido
principal va a tener congruencia, la interpretación exhibirá variantes.
Si esa
misma pregunta se les hace en el mismo momento a cinco personas, tenga por
seguro que recogerá cinco respuestas, algunas radicalmente diferentes.
Ante
esto, podemos escuchar durante 20 semanas consecutivas la pregunta: ¿Cómo es el
aroma de la rosa? , le aseguro que adoptaremos tantas respuestas como
participantes decidan opinar.
De tal
suerte que, a la siguiente semana, volvemos a empezar, es cuanto.
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