La distancia entre el honor y la perfidia
puede ser muy corta, pero eso depende de los principios que en el seno familiar
obtenemos desde el inicio de nuestra vida, solo con la energía suficiente en el
combate de la luz contra las tinieblas podemos encontrar la verdad contra el
error.
Sabemos que el único bien duradero es
cuando la colectividad disfruta de ese bien cualquiera que sea su origen y
cualquiera que sea el objetivo, la condición única es que en verdad sea
disfrutado por todos y que además sea benéfico.
Muchas veces nos sacrificamos de manera
intensa al enfrentar pruebas que parece no tienen fin, como si siempre fuera de
noche y resulta enorme el tiempo en que aparece de nuevo la luz del día que
hace que peligre, el deseo de ser constante en los proyectos.
La vida exige luchar permanentemente y a
“brazo partido” contra los enemigos naturales que además permanecen ocultos la
mayor parte de las veces y se colocan mascaras que nos impiden ver su verdadera
personalidad, son hipócritas y fementidos.
Por otro lado no puedo calificar quienes
son peores, si los fanáticos o los ambiciosos que en realidad son más o menos
ignorantes, pero también pueden ser ilustrados, y en realidad, todos especulan
con la ignorancia de las personas.
Siempre habrá manera de protegerse de
aquellos que especulan con ideas oscuras, que no permiten que las cosas
avancen, que descalifican todo lo que tenga etiqueta de progreso y superación,
pues ellos necesitan que la gente ignore todo.
Es fundamental y de manera simbólica,
morir para el vicio, los errores y las preocupaciones vulgares, siempre hay
manera de renacer a la virtud, al honor y a la sabiduría, ese renacimiento es
lo que en verdad nos hace libres y por ende, de buenas costumbres.
El honor es la cualidad moral de alguien
que determina un comportamiento responsable, honesto, honrado y de respeto
hacia los demás y a si mismo, y lo contrario es la perfidia, que es la traición
y mala fe o falsedad en el actuar que termina por aniquilar la poca o mucha
lealtad.
Entonces, la línea entre el honor y la
perfidia es extremadamente delgada, tanto que muchas veces resulta difícil
descubrir hacia donde se va a inclinar la balanza, de ahí que la masonería
recomienda el mejor de los recursos: Prudencia.
La prudencia me parece que es la mejor
manera de saber donde se encuentra exactamente el honor y donde se encuentra la
amenaza de la perfidia, de manera que en lo apacible de los templos masónicos
se resuelve la manera de estructurar las mejores ideas que los seres humanos
necesitan.
Los masones de buena voluntad se reúnen
con el fin de consagrar sus esfuerzos a la redención de la humanidad inculcando
entre sus adeptos la práctica de la virtud, que es el fundamento de la
felicidad y fomenta el amor fraternal entre los individuos, las razas y los
pueblos.
El masón aprende entonces la manera de
combatir los males que aquejan a la humanidad, utiliza la luz contra las
tinieblas, del honor contra la perfidia y de la verdad contra el error.