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domingo, 3 de mayo de 2015

Educación y seguridad

Educación, seguridad y salud
Por: Julio Torres A.
Cada mañana despierto con el entusiasmo a su máximo nivel y aunque las noticias de la mañana no siempre son buenas, pensé que la euforia de las próximas elecciones en este estado de Puebla me permitiría habilitar una serie de reflexiones que pudieran ayudar a comprender lo que se está bien y lo que no, pues resulta que no escucho aspirante alguno a contener en las próximas elecciones un mensaje claro y preciso de lo que ha de inspirar si resulta triunfante.
La actividad fundamental del diputado es hacer leyes y todas orientadas al bien de la comunidad y me temo que lo que he escuchado en los
discursos de dichos candidatos, pareciera que no tienen clara la filosofía de su aspiración, todos tocan la puerta del voto porque exponen ser buenos padres o buenos hijos y ninguno habla de tener proyectada una iniciativa de ley concreta que desde su óptica pudiera resultar benéfica a sus votantes.
También utilizan la “vieja” formula de la promesa de campaña, que como
súper hombres o mujeres, se consideran capaces de “negociar” con el gobierno estatal, municipal o federal, la construcción de hospitales, clínicas, escuelas y hasta mercados, pero ninguno promete diseñar alguna ley que disminuya los impuestos, o que disminuya la exigencia a los productores de la riqueza de más y más contribuciones.
Tampoco escucho que diseñarán alguna ley que pretenda optimizar la seguridad como base fundamental del municipio, con una buena educación y óptima salud hasta el último rincón de la patria, más bien, se colocan el traje de gestores sin tomar en cuenta que esas actividades están previstas perfectamente en las leyes existentes como trabajo esencial de los agentes de gobierno, más bien lo que deben promover son leyes simples que obliguen a los encargados de la seguridad, salud y
educación a cumplir a la perfección el trabajo encomendado.
El ciudadano nunca debe estar preocupado por la inseguridad, para eso se nombra un responsable de seguridad que suponemos está capacitado en esos menesteres, puesto que un ciudadano que se siente seguro en su casa, en su trabajo, en las calles, los parques y lugares de esparcimiento y el resto de sus actividades, es un ciudadano que va a generar riqueza de manera sencilla y podrá pagar las contribuciones aún exageradas con la confianza de que su patrimonio está a salvo y su ingreso es suficiente en
los alimentos que demande y las enfermedades serán minúsculas.
Como quisiera que en este país se erradicara la aristocracia que desde hace varias décadas se fue instalando en esta bella tierra, aquí solo existe la aristocracia, dígase clase política y nosotros, el pueblo, que mantenemos esa aristocracia con un exceso de carencias y con una producción que muy poco nos ayuda, tomar unas vacaciones para un gran número de ciudadanos es proyecto muy lejano a nuestras posibilidades, desde luego que existen ciudadanos que sí pueden proyectar sus vacaciones, pero son los menos.
Comprendo a los candidatos que debieron “aportar” algunas cantidades de dinero en la búsqueda de dicha candidatura y que de alguna manera deben recuperar, solo quiero que no olviden que somos los ciudadanos los que generamos la riqueza y no ustedes los políticos desde sindicales hasta la cúspide piramidal de la aristocracia del poder, creo que es bueno que escuchen su conciencia y entiendan que “si nos dejan trabajar en libertad” ustedes pueden recibir mejores ingresos, solo que nunca por la vía del exceso de impuestos ni la temeraria fiscalización, recuerden que seguridad salud y educación es la filosofía de su trabajo, es a lo que están
obligados, el resto se puede lograr de diferente manera.

Comenzar con los municipios es apropiado, que todo municipio sea seguro, que todo municipio tenga buena salud y que todo municipio se preocupe por educar bien a sus ciudadanos de todas las edades, que en la práctica, realmente se implemente la libertad de empresa, la libertad de comercio, la libertad de enseñanza, la libertad de trabajo, la libertad de prensa, la libertad de culto y de esa forma vamos a generar una buena
riqueza con ciudadanos fuertes, sanos y cultos, los buenos municipios hacen estados fuertes y los estados dinámicos hacen una nación fuerte y poderosa; así queremos ver a México.

miércoles, 27 de junio de 2012

Apatía y más

filosofía,arte,ciencia,cultura

Por: Julio Torres.
La apatía se describe como la falta de emoción, motivación o entusiasmo, es un término psicológico que produce un estado de indiferencia, en el que un individuo no responde a los aspectos de la vida emocional, social y física.
Lo anterior parece ser uno de los males más arraigados en el pueblo mexicano y al parecer ya es muy antiguo, quizás pudo haber iniciado desde los tiempos de la conquista de la gran Tenochtitlan, cuando el domino español fundó lo que se conoció como La Nueva España.
Es posible que esa “conquista” manifestara rasgos similares a los del pueblo de Israel cuando fue esclavizado por el poder egipcio, lo cual puede conducirnos a encontrar puntos de convergencia que parecieran ser la base de esa apatía que nos ocupa.
Muchas veces me he encontrado con gente que pareciera no ser capaz de buscar un avance en su vida, que se conforma con lo que tiene, pensando tal vez, que no tiene caso buscar una evolución ya que las cosas están bien y son suficientes, sobre lo que conocen como vida.
Haciendo un balance de lo sucedido en el mundo entero en todos los tiempos, parece que el problema de apatía es parte de algunos seres humanos o tal vez de muchos, finalmente alguien va a ayudar, ya sea por fraternidad o por el simple deseo de buscar la buena vida eterna como lo dicta la religión que sea de su agrado.
Pero considero que la apatía puede ser una especie de enfermedad, la experiencia nos dice que muchos seres humanos viven toda su vida esperando que alguien o algo les proporcione lo suficiente, que les permita una supervivencia adecuada a sus aspiraciones, lo malo es que esa actitud es digna de un esclavo que acepta su esclavitud como un mandato divino.
Pienso que la mejor manera de erradicar ese estado de apatía o ese estado de esclavitud es la educación, ese recurso social que anima a las personas a buscar nuevos caminos, a erradicar el conformismo, a despertar cada día con nuevos bríos, nuevas fuerzas, capaces de encontrar los caminos que impidan caer en vicios y pasiones.
Evitar también convertirse en presa de fanatismos radicales que lo único que buscan es someter a los seres humanos al capricho de dirigentes ambiciosos y posiblemente hipócritas que conociendo la ignorancia de la gente, diseñan mecanismos de dominio aunque antepongan una bandera de buena fe.
Los seres humanos que son presa de la apatía y que su comportamiento es digno del último de los esclavos, solo tienen que imaginar la libertad en todas sus manifestaciones, esto es, libertad de pensar, libertad de imaginar, libertad de decidir, libertad de soñar, libertad de amar, libertad de todo lo imaginable dentro los cánones de las buenas costumbres y dentro de las leyes de cada país.
La apatía creo que si es una enfermedad y como tal debe tratarse como cualquier otra patología, la recomendación es ingerir algunas capsulas de alegría, de voluntad, de propósitos, de esperanza y vencer al estado de esclavitud, todos podemos ser libres, todos podemos ser triunfadores, todos podemos vivir placenteramente, todos estamos hechos del mismo material, lo que nos hace distintos es nuestra mente, educación y fuerza de voluntad, entonces, adelante, dejemos de ser esclavos, vamos por nuestro triunfo, nada lo impide, la apatía sí se puede vencer.

domingo, 15 de mayo de 2011

Masonería y el apático

mejores hombres para cada actividad social[Valid Atom 1.0]

Por: Julio Torres

La apatía en uno de los males que laceran a cualquier sociedad, es equivalente a un cáncer, pero social, esto lo hemos visto en los hechos históricos.

Por apatía se han engendrado disturbios, venganzas e inclusive guerras, por apatía los seres humanos han sucumbido a los mas turbios intereses de quien pretende sojuzgarlos.

Todos en un momento dado nos podemos equivocar y aún cuando la equivocación sea muy grande, nunca será comparable a la apatía, pero sí hay solución.

Contra la apatía está la curiosidad, un error puede cegar al ignorante que nada lo hace dudar, pues nada sabe, pero cada error tiene una realidad por objetivo.

Esto lo saben los amantes del saber, los que no se conforman con lo que escuchan, así dominan la apatía, no permitan que les atrape ese mal.

Afirmamos que apatía y curiosidad son términos contradictorios, por curiosidad se busca, por curiosidad se encuentra, a la curiosidad se deben las ciencias y las artes.

Sin curiosidad nada de eso disfrutaríamos en estos tiempos, la curiosidad motivó a los que creían en la posibilidad de producir oro, descomponiendo y combinando distintos materiales, a ellos se debe la ciencia química.

 El monje franciscano y célebre alquimista: Berthold Echawatz nos entregó la pólvora al extraerla de su alambique en lugar del oro que buscaba, a cambio fue castigado en una celda por su curiosidad.

Otro en su lugar hubiera preferido la apatía para evitar un ingrato castigo, cuando Berthold logró hablar con su prior le dijo: “vengo a pediros dos cosas: mi libertad y mi secularización.

Claro que el prior se lo negó, y solo le recomendó pedirlo al papa, entonces Berthold dijo:

 “Dios me ha llamado a cambiar la faz del mundo, para modificar, transformar o destruir las leyes existentes y la política de los hombres.

 Ellos deben terminar con el espíritu guerrero de las naciones, y la ciencia y la verdad reinarán en el universo.
 y al ver que su prior le tomaba por un loco, Berthold, señaló con el dedo el reloj de arena que se vaciaba, y lanza una sentencia dirigiéndose al Prior:

“Solo queda ese instante, para solicitar mi libertad y mi secularización, ¿decidme? ¿ concedéis mi solicitud?..... ¡NO! Fue la respuesta.

 Al caer el último grano de arena, Berthold saca de su manga un cartón enrollado con una mecha en la punta, la aproxima a la lámpara que ardía en la repisa de la imagen de San Francisco y entonces:

Se produce la detonación, los muebles se mueven de su lugar, el piso se estremece, todo casi se destruye y el humo negro denso y sulfuroso pareciera salido del infierno.

Una vez pasada la sorpresa, el prior solo le dijo: ¡Vete! ¡Vete! Hermano Berthold, la casa del Señor no puede ser tuya.

En este relato la apatía pierde la contienda, la curiosidad, ofrece muchas sorpresas, espérela.