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domingo, 29 de abril de 2012

El hábito

filosofía,arte,ciencia,cultura

Por: Julio Torres
Una definición puede ser que el hábito es una ley inconsciente de la mente subconsciente, de cierta manera todo el edificio, como se ha establecido, nos referimos al cuerpo humano, se cansa por agotamiento y el ingeniero jefe encara los peligros con sabiduría, pero es fiel a su trabajo y con un esfuerzo extremo mantiene el cuerpo en excelentes condiciones.
El señor tacto puede sentir una fatiga más acalorada con los latidos de la maquinaria trabajando de manera rápida, pero el jefe de registros toma nota del hecho y hace una entrada en sus libros anotando que ciertos rasgos indeseables provocaron la fatiga.
Todo lo anterior es ignorado por el señor gusto y el señor tacto, quienes finalmente provocaros los disturbios descritos, porque ellos muy rara vez o nunca revisan los registros de la memoria cuando desean “pasar un buen rato”.
Muchas veces todo el sistema se debilita, no por el ingeniero jefe, sino por la interferencia voluntaria por parte de los ejecutivos objetivos que no razonan, así percibimos que el ingeniero jefe siempre está listo a defender el cuerpo que es su tarea obligatoria, es el guardián junto con el jefe de registros que protegen a la maquinaria humana.
La guardia funciona perfectamente, sin embargo, cuando el señor vista y el señor tacto deciden que desean cierta droga para el cuerpo, se la ponen en la boca y en seguía dice el señor tacto que al señor gusto no le gusta el sabor, se consulta al jefe de registros, quien a su vez consulta los libros de la memoria y encuentra que ya una vez se tomó la misma droga y hubo grandes problemas.
Esta información se la entrega al ingeniero jefe quien en seguida pone en funcionamiento la maquinaría de peligro, y el ingeniero jefe hace lo posible buscando anular cualquier problema causado por la droga, pero si se utiliza una y otra vez, contra los avisos del jefe de registros o del ingeniero jefe, gradualmente la maquinaria se debilita tratando de enfrentar batallas innecesarias y de corregir problemas innecesarios.
El tema que nos ocupa hoy es el de los hábitos que se forman de la misma manera, el ingeniero jefe obedece órdenes, ese es su trabajo, cuando la mente objetiva repetidamente le dice que haga algo, él toma nota y lo procesa, así nada más.
Supongamos que el ingeniero jefe y el jefe de registros encuentran, después de muchas semanas de observación, que después de cada comida y después de procesar cada carga de combustible que llegó al sistema, el ingeniero jefe tuvo que comenzar a mover los músculos necesarios para fumar un cigarro.
Supongamos que el ingeniero jefe oyó decir al señor tacto, tres veces al día: “Quiero fumar ahora, tenga todo listo para que yo fume, haga mover mi cuerpo de manera que pueda tomar el cigarro, encenderlo y fumarlo”.
Después de varias semanas de esta orden, el ingeniero jefe escribe en el libro del jefe de registros: “Tan pronto como todo el combustible está en el horno, o sea el estómago, y ha terminado su trabajo, poner los arreglos necesarios en acción para fumar cigarros”.
Lo anterior sería una ley para el ingeniero jefe, él nunca discute tales leyes porque seguramente el señor tacto y el señor gusto tienen la habilidad de razonar y deberían saber lo que están haciendo, así guarda esta ley en el tablero de noticias y después de cada comida comienza la maquinaria de  fumar cigarros porque ya está hecho el programa y se efectúa de manera casi automática.
El señor tacto y el señor gusto notan que después de cada comida hay una sensación extraña que los obliga a fumar. Hasta aquí dejamos este tema que me parece maravilloso el poder comprender que es lo que pasa con los hábitos que no guardan mucha distancia con los vicios.
En el próximo reporte ampliaremos este concepto de los hábitos, la invitación cordial y hasta entonces.

lunes, 2 de enero de 2012

Las buenas costumbres


La frase “las buenas costumbres” no solo es eso, una frase, más bien es todo un concepto que abarca desde el momento en que nacemos y hasta el final de nuestros días.
Esta es una frase que pretende afirmar que la persona que ha solicitado ingresar a la masonería es digna de confianza, pues quien invita y conduce a un nuevo miembro, con orgullo declara: Es hombre libre y de buenas costumbres.
Las buenas costumbres no se refieren a la manera de conducirse de acuerdo a un manual de urbanidad, se refiere más bien a la forma de conducir su vida dentro y fuera del hogar ya sea paterno si es soltero, o en el propio si es casado.
Un hombre de buenas costumbres es aquel que cumple dentro de sus posibilidades con los lineamientos que la sociedad y la ley demandan, sin que esto se refiera a códigos y letras escritas que de nada sirven, si no se acatan con responsabilidad.
Sirva de ejemplo el comportamiento de una persona que se excede de copas y comienza a desbarrar, lo que desencadena el rechazo de amigos y parientes, lo cual se determina como un vicio fuera de control, a partir de ese comportamiento las buenas costumbres desaparecen.
La condición que la masonería exige al admitir a un candidato es que sea libre y de buenas costumbres, entonces, las buenas costumbres tienen muchas aristas, una de ellas es como la descrita, en el sentido de no poder dominar el deseo de contentar nuestros gustos.
Pero a que se refiere la condición de libertad, “libre y de buenas costumbres”, así lo establece la condición, libre, pero si en este país no existe la esclavitud, entonces, ¿que es lo que se pretende al exigir que sea libre?
La libertad pareciera ser una utopía, cuantos seres humanos parece que son libres y sin embargo, el trabajo les tiene esclavizados, los temores les tiene esclavizados, los miedos resultan pavorosos, hasta el temor de la muerte les asusta, de manera que la libertad brilla por su ausencia.
Es tan simple perder la libertad, en la medida en que cualquier cosa inclina la balanza hacia un vicio, aunque no consideremos que nos hallemos inmersos dentro de un vicio.
Entonces, lo primero que debe hacer quien pretenda ingresar o quien pretenda invitar a un prospecto, es verdaderamente investigar si existe esa libertad en el candidato.
Suele ocurrir que cuando ya se encuentra dentro de la orden, le cuesta mucho trabajo comprender la necesidad de ser libre ya que sin libertad y sin buenas costumbres nunca va a comprender a que se refieren los trabajos cuando exigen libertad y buenas costumbres.
Coloquialmente uno de los hermanos lo manifestó de esta manera: ¿Cómo pretende el hermano comprender que es libre y de buenas costumbres si a la primera oportunidad se convierte en un bufón cuando asiste a una reunión social dentro de logia?
Si el deseo de tomar una copa no se limita a eso, o quizás dos, va a ser muy difícil que se puedan conseguir avances en las buenas costumbres, los dos asuntos van de la mano.
La invitación es entonces, piense en el concepto tratado en este asunto, “libre y de buenas costumbres” ellas, las buenas costumbres necesitan la ausencia de los vicios, y sin vicios, somos libres en verdad.