filosofía,arte,ciencia,cultura
Por: Enrique Roberto Hernández Oñate
Es
muy frecuente que al caminar de repente nos llegue la inspiración, la solución
e incluso que escuchemos nuestro nombre de una voz familiar que nos haga
voltear en busca de dicha persona sin encontrarla, sucede muy seguido o por lo
menos a mí me pasa de manera frecuente.
Hace
muchos años tuve uno de tantos malos días que he tenido en mi vida, sin
embargo, escuche también una frase tan sencilla que se me quedo grabada en la
memoria: “las palabras se las lleva el viento”, si esto es cierto imaginen
ustedes que incluso lo que estoy leyendo en este momento es arrebatado por el
soplo llevándoselo a no sé qué lugar, ahí está guardado todo lo que yo estoy
platicando convirtiéndose en parte de la “NUBE”, una nube parecida a la que
utilizamos para guardar archivos que no caben en nuestra computadora.
¿Pero
qué es la nube? Es muy sencillo, la nube es un disco duro, una memoria usb, un
disquete en general es una mente enorme capaz de almacenar una cantidad
infinita de información. En términos técnicos la nube no es tan intangible,
es anfibia porque parte de los datos “físicos” se encuentra en servidores
esparcidos por todo el mundo, pero esa información viaja constantemente. La
información es energía y mientras se conduce de un lado a otro no la vemos, es
como el aire, lo respiramos pero no se ve.
Regresemos
en el tiempo y recordemos la siguiente ley: “la energía no se crea ni se
destruye solo se transforma”.
Primero,
mi voz es energía que se mueve en ondas. Segundo, pongamos en nuestra mente un
gran escenario donde el ozono es un candelabro parecido al de los teatros, la
función de este objeto es evitar el fenómeno llamado eco, o lo que conocemos
como rebote de sonido.
Los
únicos testigos de la inspiración que a continuación explicaré son los
volcanes, la malinche, fue la azotea y mi trasero mojado gracias a que un
charco lo recibió con singular alegría burlándose de mí, dejando de lado todo
este desastre, la conclusión de toda esta agitación mental es la siguiente:
Al
ser mi voz energía mi voz nunca se destruye, por lo tanto viaja constantemente
en frecuencias imperceptibles por otros oídos humanos, se vuelve infra-sonido,
este a su vez rebota quizá con una fuerza mucho menor que en la que se está
emitiendo en la atmósfera terrestre, cuando escuchamos una voz familiar y no
encontramos a esta persona es porque seguramente ese llamado se hizo hace
muchos años y apenas regreso al punto de origen o fue desviado a otro sector.
Nuestras
voces en este momento están desplazándose en distintos puntos donde chocan y se
esparcen o regresan, si nos llega una respuesta a la mente es porque
indudablemente la voz de aquella persona tuvo ese mismo problema y lo resolvió
dejando la respuesta en esa nube donde nosotros la captamos, la codificamos
gracias a la concentración que ejercemos sobre el cerebro ocupado en buscar una
solución.
Nuestro
nombre, las ideas, las inspiraciones, el nombre de alguien es muy probable que
sea el producto de un principio
Kybaliónico llamado “Generación no creación”. El humano es incapaz de crear
algo nuevo, todo existe y de nosotros depende descubrirlo porque el G.’.A.’. lo
puso ahí, en ningún momento debemos elevarnos a algo tan supremo como la
creación, somos materialmente descubridores.
Al
no crear pero si generar debo aceptar que el que escribió la frase: “las
palabras se las lleva el viento” tenía tanta razón que esa frase se pudo haber
escrito muchos años atrás por un antecesor de él mismo, y lo que estoy leyendo
es de alguien que vivió hace siglos. Ahí en el aire, la tierra, el agua, el
fuego esta todo lo que necesitamos, todas las ideas, conceptos, conocimientos,
solo necesitamos escucharlo y poner mucha atención.
Concentrarse
es la vía para capturar la mayor cantidad de ideas que están ahí, es el
codificador, pensemos de esta forma; supongamos que una idea es un conjunto de
átomos de Oxigeno, nuestra respiración la envía al cerebro donde la codificamos
en letras, ideas o materia.
Este
texto quizá no sea mío, mi cerebro lo codificó y probablemente lo trajo del
pasado porque respire la cantidad correcta y necesaria para llegar a esta
conjetura. Con el trasero mojado y un mejor ánimo emprendí mi viaje a la
realidad esperando que otra de esas ideas venga hacia mí y me permita continuar
escribiendo.
Yo los invito a ustedes a que se concentren o pongan más atención a su entorno, muy probablemente tengan el codificador correcto para ser los próximos grandes poetas o científicos, pero solo escuchando a la naturaleza y todo lo que en ella contiene, vendrá la inspiración a todos ustedes.