Por: Julio Torres.
Mucho se ha escrito en función de que
nacemos con una culpa que en realidad no comprendo cuando me dicen que soy
culpable de un pecado original, a la feche sigo sin entender la obsesión de
hacerme culpable de algo que es parte del objeto de vida.
Es cierto, usted querido lector, tiene
todo el derecho de criticar la manera como le he dado vueltas al párrafo
anterior y a manera de justificación, le he dado tantas vueltas a la forma de
describir algo que sigo sin comprender a mi gran número de años vividos.
Que triste resulta el darnos cuenta que
desde que nacemos, tratan de colocar un letrero
de culpabilidad cuando ni siquiera entendemos de que se trata esta vida
y ya debemos resistir el veredicto de culpables sin siquiera otorgarnos el
derecho de réplica.
Los ambiciosos desean que la etiqueta de
culpables se mantenga desde el inicio de nuestra vida ya que de esa forma
quedaremos a merced de ellos y como dóciles animalitos nos conducen a una vida
que solo ellos entenderán, privándonos de cualquier intento de rebeldía.
La hipocresía manifiesta de quienes se
precian de cultos o simplemente audaces tratando de establecer ciudadanos de
primera y segunda o más categorías convirtiéndose en regidores de vidas,
coartando por completo el derecho a la libertad.
Lamentablemente es la ignorancia, la
herramienta más efectiva que impide la libertad de los seres humanos, esos
seres humanos que desde su llegada a este mundo ya se encuentran con la pesada
carga del pecado original que ni siquiera comprenden literalmente.
El ser humano nace libre, por lo menos
eso es lo que he creído desde mi niñez, siempre he cuestionado la tendencia a
colocarme ataduras que ni comprendo, ni acepto, lo cual siempre ha provocado
discrepancias entre mis amistades, pero mi posición sigue siendo la misma.
La tendencia a colocarme como culpable de
algo que no es claro, ese pecado que ni es pecado ni está prohibido, de hecho
lo considero más bien el objetivo de vida, si ese pecado realmente fuera
desliz, la posibilidad de preservación de la especie sería imposible.
Es muy importante comprender que nacemos
con ataduras que nuestros padres han aceptado porque sus padres así lo
aceptaros y la herencia ha sido entregada sin razonamiento alguno, tal ´parece
que al nacer nos colocan cuerdas en los brazos que van a impedir el libre
movimiento.
Limitan el libre albedrío, la libertad de
pensamiento y limitan y limitan hasta que el ser humano termina por obedecer
ciegamente y obedece las “verdades” que el ambicioso y el hipócrita afirman que
son verdades y todo por cargar el costal de la ignorancia que nos entregaron
nuestros padres.
Me permito sugerir un mecanismo para
contrarrestar el poder de esas ataduras que nada bien hacen a nuestra
humanidad, dicho mecanismo será más sencillo si lo concentramos en un solo
verbo: Dudar, si, dudar de todo cuanto nos digan y analizar.
Toda mi vida he dudado de ese famoso
pecado original, primero por mi incapacidad para entenderlo y cuando por edad,
entendí a lo que se refería ese pecado, volví a dudar porque para entonces
nunca entendí la etiqueta de pecado.
Hoy día, trato de romper toda atadura y
mejor practico la duda, es decir, dudo de todo cuanto me dicen y primero lo
analizo y si encuentro motivos para rechazar o no, entonces, procuro dar a cada
cosa el valor que considero tiene y como en este momento, procuro difundir el
resultado que espero sirva a todos quienes quieran escuchar o leer lo que
pienso, espero le sirva este pensamiento.