Algo dentro de nosotros hace que en todo
momento nos obliga a tratar de comprender que es la esperanza, ya sea en la
posibilidad de obtener algo deseado, o simplemente en algo que hemos visto y
que pensamos sería bueno tenerlo.
Ese algo dentro de nosotros resulta muy
complicado algunas veces, tal vez se deba a que en verdad no sabemos que es lo
que dispara las emociones que nos hacen felices o nos entristecen, pero la
masonería se encarga de explicar el fenómeno.
La manera como se me ocurre explicar lo
anterior es coloquialmente, es decir, es como poner en funcionamiento un
departamento en nuestro sistema operativo personal, que podemos calificarlo
como un software etiquetado: conciencia.
Ofrezco disculpas si mi atrevimiento es
temerario, pero se me ocurre que sin un software de estas características,
sería muy difícil encontrar la manera de comportarnos conscientemente en cada
uno de nuestros actos.
Nacemos con un programa identificado
como: fisiológicos, es decir, programa que se encarga de vigilar que las
funciones de nuestro cuerpo se coordinen perfectamente, evitando la menor falla
posible, de otro modo se presentan las enfermedades.
Es manifiesto que lo anterior implica:
pensamiento, movimiento, imaginación y todo lo relativo al comportamiento, que
desde el momento de nacer nos es entregado limpio, puro y sin mancha.
La garantía de que todo lo anterior
funcione, radica fundamentalmente en el deseo de que, quien nos ha creado, su
obra funcione a la perfección y que logre manifestarse en bien general de la
humanidad.
Esa es la razón por la que nos ha dotado
de un tercer elemento, el software de conciencia que se convierte en el
regulador fundamental que controla el comportamiento, dicho software determina
si lo que hacemos está bien o no.
También controla los pensamientos previos
a las acciones, colocando en la pantalla interna las alternativas procedentes e
improcedentes, con el fin de que se active otro software conocido como: libre
albedrío, y todo se maneja sobre la mesa de análisis que invita a tomar la
mejor decisión.
El momento de ese análisis es tan
importante que de ello depende el resultado de los siguientes momentos, una
mala decisión puede resultar desastrosa y porqué no, también puede resultar
triunfante, solo que la línea entre lo bueno y lo malo es extremadamente
delgada.
El trabajo que desempeña el software de
la conciencia es muy sensible y cualquier agente externo puede desvirtuar un
buen propósito y hasta podemos afirmar que lo estamos haciendo bien aunque la
evidencia del error sea contundente.
La característica más importante de este
software es que actúa a una velocidad sumamente rápida, a la fecha no se ha
diseñado y mucho menos fabricado un software que se le compare.
Tal vez una deficiencia en el citado
software sea lo que inclina la balanza hacia los vicios, esto habría que
analizarlo con mayor detalle, lo importante es que he querido hacer un
comparativo quizás temerario, pero esto me permite utilizar términos actuales.
Estoy abierto a toda clase de crítica por
este atrevimiento, solo que me pareció una forma más sencilla de entender la
actuación de la conciencia.