Mostrando entradas con la etiqueta Neófito. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Neófito. Mostrar todas las entradas

sábado, 20 de diciembre de 2014

Arboricultor y árbol (Profano, Neófito y Aprendiz en tres tiempos)

filosofía,arte,ciencia,cultura
Por: Enrique Roberto Hernández Oñate

A los 22 años me invitaron a conocer los viveros de un lejano lugar en Puebla, ese lugar se llama Atlixco. Recuerdo que me emocionó mucho la forma en la que eran tratados los árboles y las plantas de aquel lugar, como si fueran seres humanos, unos en semilla y los otros ya listos para ser trasladados a donde será su hogar.




Pregunte con cierto temor el nombre de aquella persona que siembra árboles y la respuesta fue “arboricultor” al principio me costó mucho trabajo pronunciarlo porque parecía trabalenguas, pero con el tiempo mi boca y mi lengua fueron perfeccionando la palabra. Aquel arboricultor trataba con sumo cuidado las tablas que servían para resguardar las semillas llamadas tablas de germinar, ahí tenían que nacer los arbustos.



Una camioneta llegó con unos costales enormes repletos de las semillas de un árbol que dijeron se llama “ocote”, se colocaron entre las columnas del vivero hasta que el encargado de recibir mercancías verificara que efectivamente traían la cantidad y el tipo exacto que se había pedido. Una vez aceptado, la descarga de las semillas era el siguiente paso; un par de trabajadores colocaba en sus espaldas los recipientes que contenían las futuras sombras refrescantes y verdes.


Ese era el primer paso del ciclo, recibir la semilla, una semilla profana, se me ocurrió nombrarle PROFANO a la semilla porque viene del latín que significa “Frente al Templo” que en este caso era frente al vivero. Hoy día escucho esta palabra constantemente en el taller donde hago mis labores. En algún momento interpreté que decían profano de forma insultante o discriminatoria a aquella persona que no conviviera en nuestro lugar de trabajo, pero no es así; nuestra doctrina no intenta dividir ni segregar, intenta unir y concatenar esfuerzos para lograr un objetivo, la emancipación del Ser Humano.




Poco rato después de una explicación de las características propias del árbol, me condujeron a una siguiente fase, el germinado. Una diminuta semilla es colocada en la tabla de germinar para que ahí se abra y comience a sacar su raíz. Cinco minutos después gracias al recorrido, ya estaba colocado frente a la evolución de un ser vivo, desde la semilla amorfa hasta un arbusto verde y oloroso.





¿Qué es lo que harán si crecen más? Muy fácil, esa serie de árboles estaban destinados al reforestado de un bosque cercano y obvio no me quedaría con las ganas de ver ese lugar. Como quería conocer más me subieron a una camioneta que se dirigiría con varios especímenes hacia el lugar en el que sería la última morada de los Ocotes. En el lugar se encontraban cerca de 10 personas con pico y pala haciendo hoyos, cosa que detuvieron al observar con alegría la llegada del primer cargamento de árboles, con la esperanza de que sobrevivan a las inclemencias del tiempo y de los embates de aquellos que no respetan su hogar, su espacio.



Una mujer me pidió que le ayudara a sembrar dos árboles, una vez aceptada esta tarea tome uno que estaba alargado y ella tomo otro que estaba creciendo hacia los lados. Cuando llegamos al lugar ideal para estos nuevos seres, la mujer me comentó que yo había agarrado a un Ocote macho y ella a un Ocote hembra, que los ocotes masculinos eran altos y los femeninos eran anchos cosa que me sorprendió mucho y me alegró aún más.

Cuando se introduce el árbol hay que colocar la tierra que se extrajo para que quede recto y la gravedad no lo termine tirando, la instructora me dijo que había que darle palmadas a la tierra colocada para verificar si estaba en terreno firme, cosa que hice en la primer palmada porque el segundo golpe lo realice a manera de satisfacción.




Ahora el profano estaba convertido en un “recién plantado”, NEÓFITO. Lo neófito es un breve instante, es cuestión de minutos desde que se pone el árbol en el hoyo hasta que se le da la palmada en la tierra, no dura más. Como cuando nos empujan y nos hace ver la luz, solo en ese momento somos Neófitos porque una vez que nos quitan la venda ya somos aprendices.




Y así es como el árbol se convierte en árbol: fue tal mi gusto por la empresa lograda que decidí ponerle nombre a los dos, uno Gea y el otro Geos, como dos pilares, como esa ambigüedad que presenta el sol y la luna, la frontera que delimita al profano del aprendiz.






Ya terminado el viaje, puse tres tiempos:

El pasado con el nombre de Profano para dejar atrás esas amarguras, rencores, pasiones y vicios.
El presente bajo la sustancia de Neófito para comprender que el presente se vuelve pasado en un instante, y aun así hay que seguir y dejarlo atrás.
Un futuro como Aprendiz, porque aquí es donde comienza el verdadero viaje de la vida.

Así pues el que tenga oídos que oiga; presente, pasado, futuro…profano, neófito, aprendiz. Así comienza nuestro camino. 


"El árbol como el hombre necesitan estar bien sembrados, de otra forma, si las raíces no se aferran con fuerza a la tierra, aunque aparente volar estará cayendo." Enrique Roberto Hernández Oñate.

martes, 17 de mayo de 2011

Masonería y el neófito

mejores hombres para cada actividad social

Por: Julio Torres

Neófito se denomina a una persona que ha sido bautizada o convertida a una religión que no es la suya, o simplemente a quien ha sido admitido a una causa o agrupación.

En la masonería también se le denomina neófito a quien recién ingresa a la orden, porque se le considera “renovado” y esa palabra deriva de dos palabras griegas que significan “acabado de nacer”

Como lo he dicho en muchos escritos, en masonería todo es alegórico y todo es simbólico, es posible que ambos conceptos signifiquen lo mismo o que simplemente se califiquen como sinónimos.

Lo que sucede es que: alegoría significa símbolo, figura, imagen, signo, emblema, representación y atributo, en tanto que símbolo se traduce como alegoría, emblema, efigie, representación, signo, atributo, figura e imagen.

El neófito es cuestionado desde el principio sobre los deberes que tiene para con Dios, ya que es fundamental que el neófito crea en un Dios, como lo estipula el manifiesto de Lausana.

Posteriormente se le cuestiona sobre los deberes que tiene para con sus semejantes y hacia a sí mismo, lo cual no es poca cosa, lo que importa es que el neófito acepte que el primer  compromiso será conocerse a sí mismo.

Como se le ha dicho que entre los masones, nada importan los títulos académicos y mucho menos los nobiliarios, tampoco importan los metales y alhajas.

Es comprensible, que el neófito acude a la puerta de la masonería, cargado de vicios y pasiones, que le han sido heredados por sus antecesores, voluntaria o involuntariamente.

Los errores y las preocupaciones que mantienen controlados a todos, por medio de los astutos que manejan a la perfección, con lo que se hacen dueños de “vidas y haciendas”

Condición para ser aceptado, se le pide al neófito, que sea hombre libre y de buenas costumbres, pues solo los hombres libres pueden distinguir entre la verdad y la ficción.

Si el neófito se encuentra sujeto a determinada creencia o se encuentra en estado de fanatismo a cualquiera de sus creencias, va a ser muy difícil que pueda distinguir la verdad del error.

Lo anterior es muy importante, porque para el masón nada valen las riquezas comparadas con el honor, no olvidar que los metales y vestimenta engalanan los vicios.

Para simbolizar la ignorancia que tanto perjudica la felicidad de los hombres, y que los reduce a condición de animales de carga, que aceptan que para eso han nacido.

El neófito puede confundirse con el ignorante, que no es solo instrumento del que lo explota, sino que vive esclavo de sus pasiones, por eso debe estudiar los elementos: tierra, agua aire y fuego, cuadro fundamental de nuestro mundo.

Salir del error y encontrar la verdad, es lo que se encuentra en consonancia con la naturaleza de las cosas, satisface la razón, adhiere la voluntad y arrastra la conciencia.

Solo podrán liberarse del error los que conocen bien al hombre y a los demás seres creados, por eso los masones no viven a merced de los astutos y los ambiciosos.

Así pues, esto es lo que podríamos llamar: “el primer paso en la masonería para el neófito” y si es capaz de comprender,  analizar y practicar, pronto se sentirá en verdad libre.