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domingo, 11 de marzo de 2012

El masón ante los demás

filosofía,arte,ciencia,cultura

Habitualmente nos encontramos ante situaciones que tal vez nos resultan complicadas porque no sabemos exactamente cual debe ser la actitud que debemos tomar sin perjudicar a terceras personas.
Trataré de describir una situación que es común entre nosotros cuando nos encontramos frente a un amigo entrañable que hacía tiempo no visitábamos, de tal suerte que inclusive desconocíamos su forma de vida actual y mucho menos su estado civil.
Imaginemos que nos presenta a la ahora su esposa y que resulta ser una dama extremadamente bella, capaz de alterar la mirada de cualquier persona inclusive del mismo sexo por su presencia impactante.
Sin haber de por medio la más mínima intención de otra cosa que no sea la admiración de su belleza, muchas veces involuntariamente trataremos de exaltar su imagen y presencia con el riesgo de parecer atrevido, lo cual puede desencadenar un paquete de malos entendidos.
La pregunta entonces es: ¿Cómo debe ser la actitud en este asunto? ¿Qué decir o que no decir? ¿Cómo debemos actuar sin el riesgo de lastimar o lastimarnos de manera inútil?
En este momento debe surgir la herramienta que conocemos como “conciencia”, en efecto, esa es la única herramienta capaz de solucionar y encontrar el mejor camino que nos permita encontrar las palabras adecuadas.
En primer lugar, debemos hacer conciencia de que poseemos eso, una conciencia, que es algo que se encuentra dentro de nosotros mismos y que nos ha sido entregada desde el momento en que ingresamos a esta vida y que nuestros padres tratarán de pulir y hacerla brillar en todo su esplendor.
Suena desde luego un tanto curioso que lo defina de esta manera, sin embargo, la conciencia que nos fue entregada carece de vicios y pasiones, por lo tanto solo el medio que nos presenta la misma vida es lo que va a determinar la manera en que haremos uso de esa herramienta.
Si el ambiente familiar carece de conciencias pulidas o brillantes, indudablemente que responderemos de acuerdo a lo que dicta nuestro medio ambiente porque consideramos que eso es lo correcto, eso es lo que está bien y sin embargo no lo está del todo.
Lo que procede entonces es tratar de comprender primero lo que es en realidad la conciencia y que no es otra cosa que esa supuesta voz interna que nos dice que hacer y que no hacer, y no se trata de un juicio, simplemente se trata de encontrar las palabras adecuadas que no dañen.
Tal vez el mejor consejo sea actuar con la debida prudencia que nos permita primero encontrar las palabras adecuadas y acudir a exaltar el color de la ropa, la actitud interesante de la persona o tal vez limitarse solo a mostrar un saludo simple, sin calificativos que puedan desvirtuar una buena intención.
Recordemos que de lo sublime a lo ridículo media solo una muy pequeña distancia, entonces utilicemos ese sentido común que bien podemos bautizar como conciencia, y como esta dentro de nosotros mismos, va a ser muy difícil que nos engañe.
La conciencia entonces es nuestra mejor aliada para saber que hacer o que no hacer ante situaciones complejas y aderezadas con prudencia nuestro actuar ante la vida será altamente provechoso.
Por lo tanto, atender a los dictados de nuestra conciencia es el mejor camino para encontrar la felicidad que tanto necesitamos en el andar por los caminos de la vida.

domingo, 9 de octubre de 2011

Entre la lealtad y la justicia

Lealtad y justicia son los elementos que se encuentran ligados a la conciencia y al alma, entre los cuatro logran que el ser humano se conduzca de manera adecuada para obtener los mejores resultados en todo lo que emprenda.

Una lealtad a toda prueba es más que suficiente para recibir el aprecio de su entorno tanto familiar cono social y laboral, una persona desleal siempre creará problemas y se los creará casi de manera accidental.

La falta de lealtad por sistema acarrea la injusticia, son los atentados que cometemos cuando no damos a cada quien lo que le corresponde, me refiero simplemente al dar amistad y cariño a quien debemos.

Hasta ahora no he mencionado dato alguno que indique el dar o quitar algo en el terreno económico, el dar y quitar es la aberración más grande que existe en las relaciones sociales.

Lo mismo ocurre cuando hablamos de las relaciones laborales, el que presta el servicio y no cumple con la lealtad suficiente, no solo está defraudando a la persona que le otorga el trabajo, sino que se defrauda a sí mismo.

En sentido contrario, si quien otorga la plaza laboral, no ejerce lealtad suficiente y de buena manera a quien le sirve con su habilidad de trabajo, también se califica de deslealtad.

Entonces, cuando tratamos de tasar por separado la lealtad y la justicia, seguramente que vamos a tener problemas fuertes, lealtad sin justicia o justicia sin lealtad no es una buena ecuación.

Es lo mismo si permitimos a nuestra alma, que ella sola decida lo que debe hacer ante una situación dada, porque va a necesitar quien regule esa decisión y ese es el trabajo de la conciencia, entonces, cuando exigimos justicia, por si sola no va a ser justa, necesitamos saber si aplicamos justicia con lealtad.

Imaginemos que alguien nos reclama justicia por cualquier asunto, lo primero que valoramos es si ese alguien ha tenido un comportamiento leal que amerite o fortalezca su reclamo.

Valoramos al mismo tiempo si su actuar en conciencia es lícito, o es producto de un mal entendido y si sabemos que su alma es generosa, entonces pudiera no haber problema que impida conceder el reclamo.

Si su alma le ha inducido a ese reclamo, su conciencia otorgará el visto bueno, pero solo si ha sido leal a toda prueba y nada empaña la solicitud, pero debe estar dispuesto a aceptar solo lo que en justicia merece.

Una vez más sugiero tratar de comprender lo que la masonería tiene diseñado para el manejo y comprensión de asuntos como los que en este momento tratamos, la masonería no se encuentra encasillada de ninguna manera.

Todos los temas inherentes al ser humanos cuentan con los elementos necesarios para convertirse en herramientas de trabajo en bien general de la humanidad.

Nada en masonería es estático, nada en masonería termina de analizarse nunca, porque son cosas propiedad de la humanidad, por lo tanto nunca pueden quedar en el olvido y su caducidad no existe, es eterna.

He decidido manejar cuatro asuntos de vital importancia y por parejas, a modo de encontrar la mejor comprensión, la regla dice que nada debemos hacer solos, por lo menos debemos manejarlo en parejas, con el propósito de obtener una respuesta aceptable.

Espero queden claros los cuatro conceptos abordados, es parte de la sabiduría que la masonería nos entrega como legado legitimo: Conciencia, alma, lealtad y justicia, es la igualdad necesaria en cualquier situación.


lunes, 11 de abril de 2011

Masonería y conciencia

Por Julio Torres

Se dice que la conciencia es el guía que siempre buscamos, porque de ella depende en gran medida nuestro comportamiento.

El estudio de la conciencia nos conduce a nuevos símbolos y sublimes conocimientos de la filosofía que nos conducen a la comprensión de nuestra propia naturaleza.

Cuando de un modo claro y demostrable, o por abstracción, el hombre se estudió a si mismo y al mundo, descubrió los efectos de las causas y los reclamos de la intuición le forzaron a separar el bien del mal, lo cierto de lo falso y lo justo de lo injusto.

Parece algo secreto y sin embargo no lo es, lo tenemos frente a nosotros, como si fuera un maestro que pretende ser secreto, pero no es otra cosa que la conciencia humana.

El estudio de la conciencia humana es base fundamental para aprender a conocernos a nosotros mismos y constituye las bases del deber y del derecho.

Una definición de conciencia es la capacidad intuitiva, sujeta a desarrollo y perfección por medio del raciocinio y la experiencia de conocer el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.

La conservación del individuo y de la especie humana, depende en gran medida de la perfección que se logre, en la forma de utilizar ese poder llamado conciencia.

El ser que ocupa el eslabón mas evolucionado en la gran cadena zoológica, esta dotado de facultades muy especiales que lo distinguen porque posee inteligencia.

Puede reflexionar, analizar el bien y el mal y escoger el bien para su felicidad y progreso, comprende su propia existencia y su libertad para determinar lo que es bueno y lo que es malo.

La conciencia y la inteligencia funcionan en perfecta armonía, ya dijimos que la conciencia indica lo que es bueno, y en los actos del pensamiento la inteligencia es una palanca poderosa que ayuda a la conciencia.

Por lo tanto, cuando logramos que la conciencia y la inteligencia trabajen en armonía, se facilita y se ennoblece la obra porque se analiza el sentimiento.

Entendemos entonces, que esas dos grandes facultades colocan al hombre en aptitud de ser feliz y de ser útil, y ahora sí, ya estamos más cerca de conocernos en verdad.

La masonería es enemiga de todo egoísmo, la masonería quiere el bien de todos, la dicha y el progreso general de todos los seres humanos.

Cuando se colocan los elementos que la naturaleza nos dio, al servicio exclusivo de mi yo interno, me convierto en egoísta e improductivo, de manera que la masonería nos indica: “Perfecciónate para provecho propio y de tus semejantes.

El progreso individual es necesario para el adelanto de la humanidad, es por eso que los masones trabajamos por el bien general de la humanidad.

La conciencia es fuente del conocimiento reflexivo, es el más elocuente auxiliar del hombre, porque le traza el camino por el cual puede llegar a ser útil a sus semejantes, labrando su propia dicha.

¡Pobres de los que no escuchan la voz de la conciencia!