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domingo, 3 de agosto de 2014

Obediencia real

filosofía,arte,ciencia,cultura
Decreto de Felipe IV
“Nos, Felipe IV rey de España y sus posesiones, ungido por derecho divino ordeno, que es mi real voluntad que el excelentísimo Señor Don Juan de Palafox y Mendoza cumpla mi deseo, destituir como Virrey de la Nueva España al Séptimo Duque de Escalona, lo haga detener y le practique principalmente el juicio de residencia que corresponde a todo representante de la corona al termino de sus funciones, ya que una vez válido su dictamen lo haga venir a mi presencia donde se decidirá su destino” firmado y sellado en el Palacio Real de Madrid el 26 de noviembre del año 1600 y cuarenta y dos. Felipa IV Rey de todas las Españas.



Lo anterior es un texto novelado por mi gran amigo: Guillermo Martínez Arámbula titulado: “El Ilustre Bastardo”, vida y obra de Don Juan de Palafox y Mendoza. Es el momento de la reunión en el edificio de la Real Audiencia de la Nueva España con los oidores nombrados directamente por la Corona que llaman a cuentas al visitador Don Juan de Palafox y Mendoza con el fin de hacerse respetar porque se encuentran airados y ofendidos por su actitud prepotente.
Don Juan sentado frente a ellos, como si se tratara de un enjuiciado se siente inmune porque ellos ignoran que trae consigo como un as bajo la manga cédulas reales que aún no exhibe y escucha primero razones, entonces, el capitán general señala: “Esta Honorable institución que ha costado más de un siglo conformar, por mi conducto pregunta a vos, Excelencia, ¿Por qué ha ignorado a este tribunal en la deposición del Virrey? Por sabido tenemos que sois poseedor de Ordenes Reales, pero nadie aquí las ha visto, ¿Cómo confiar en vos, si no nos tomáis en cuenta?
En realidad Don Juan de Palafox guardaba su percepción íntima acerca del contubernio de la Real Audiencia con el proceder del depuesto Virrey, entiende que siendo este su máxima autoridad, ellos estaban anulados si denunciaban sus desordenes, pero eso era deslealtad a la Corona, porque finalmente el mismo Rey aprobó sus nombramientos emanados del Real Consejo de Indias en la lejana Europa. Pero por sus valores morales el Visitador Real, Don Juan de Palafox, no muestra una cédula bastante grave, producto de un arrebato desesperado del monarca, inclusive no le importaba perder la vida en esta encomienda, era más urgente poner a salvo los intereses de la Corona.

Después de deliberar unos instantes los integrantes de la Real Audiencia, el presidente se dirige nuevamente a Don juan de Palafox diciendo: “Como es conocido por cualquier letrado enviado por la Casa Real, y especialmente el Rey Felipe IV, que Dios nos conserve mucho tiempo, corresponde a esta Real Audiencia tomar el control del gobierno provisionalmente, además de dirigir a Su Majestad cédula pronta y expedita que de no regresar el Conde de Escalona, y quiera Dios que así sea, nombre al sucesor y entregarle a él el mando.
Luego de un instante que pareció eterno, Don Juan de Palafox contesta: “Deseo dar respuesta a vuestro punto de vista, mediante esta otra cédula Real que disipará cualquier duda que surgiere”, acto seguido, el presidente de la Real Audiencia recibe un rollo de pergamino, todos aguardan expectantes la lectura en voz alta: “Nos, Felipe IV Rey de España y sus posesiones, ungido por derecho divino, que es mi real voluntad que: Don Juan de Palafox y Mendoza sea el nuevo Virrey en sustitución del séptimo Duque de Escalona”. El presidente tiene que releer el final del texto porque la sorpresa le hizo bajar el tono de su voz y porque los asistentes se lo pidieron.
De momento ignoran que Don Juan de Palafox y Mendoza, a partir de ese momento

ejercerá sobre la Real Audiencia una justa presión que culminará con una reforma que a nadie gustará por su rigidez y que de seguro provocará algunas renuncias. Con su triunfo, Don Juan sabe que junto con su triunfo momentáneo ha ganado muchos enemigos, pero los tiempos exigían la deposición del Duque de Escalona y alguien debía tomar ese riesgo, creo que solo una figura como la de Don Juan de Palafox y Mendoza era capaz de tal encomienda.
El Duque de Escalona se distinguió por el despilfarro y la contratación de préstamos que nunca cubrió, además de otras “virtudes” que narra
mi estimado amigo Guillermo Martínez en su novela: El Ilustre bastardo, Vida y Obra de Don Juan de Palafox y Mendoza.

domingo, 9 de octubre de 2011

Entre la lealtad y la justicia

Lealtad y justicia son los elementos que se encuentran ligados a la conciencia y al alma, entre los cuatro logran que el ser humano se conduzca de manera adecuada para obtener los mejores resultados en todo lo que emprenda.

Una lealtad a toda prueba es más que suficiente para recibir el aprecio de su entorno tanto familiar cono social y laboral, una persona desleal siempre creará problemas y se los creará casi de manera accidental.

La falta de lealtad por sistema acarrea la injusticia, son los atentados que cometemos cuando no damos a cada quien lo que le corresponde, me refiero simplemente al dar amistad y cariño a quien debemos.

Hasta ahora no he mencionado dato alguno que indique el dar o quitar algo en el terreno económico, el dar y quitar es la aberración más grande que existe en las relaciones sociales.

Lo mismo ocurre cuando hablamos de las relaciones laborales, el que presta el servicio y no cumple con la lealtad suficiente, no solo está defraudando a la persona que le otorga el trabajo, sino que se defrauda a sí mismo.

En sentido contrario, si quien otorga la plaza laboral, no ejerce lealtad suficiente y de buena manera a quien le sirve con su habilidad de trabajo, también se califica de deslealtad.

Entonces, cuando tratamos de tasar por separado la lealtad y la justicia, seguramente que vamos a tener problemas fuertes, lealtad sin justicia o justicia sin lealtad no es una buena ecuación.

Es lo mismo si permitimos a nuestra alma, que ella sola decida lo que debe hacer ante una situación dada, porque va a necesitar quien regule esa decisión y ese es el trabajo de la conciencia, entonces, cuando exigimos justicia, por si sola no va a ser justa, necesitamos saber si aplicamos justicia con lealtad.

Imaginemos que alguien nos reclama justicia por cualquier asunto, lo primero que valoramos es si ese alguien ha tenido un comportamiento leal que amerite o fortalezca su reclamo.

Valoramos al mismo tiempo si su actuar en conciencia es lícito, o es producto de un mal entendido y si sabemos que su alma es generosa, entonces pudiera no haber problema que impida conceder el reclamo.

Si su alma le ha inducido a ese reclamo, su conciencia otorgará el visto bueno, pero solo si ha sido leal a toda prueba y nada empaña la solicitud, pero debe estar dispuesto a aceptar solo lo que en justicia merece.

Una vez más sugiero tratar de comprender lo que la masonería tiene diseñado para el manejo y comprensión de asuntos como los que en este momento tratamos, la masonería no se encuentra encasillada de ninguna manera.

Todos los temas inherentes al ser humanos cuentan con los elementos necesarios para convertirse en herramientas de trabajo en bien general de la humanidad.

Nada en masonería es estático, nada en masonería termina de analizarse nunca, porque son cosas propiedad de la humanidad, por lo tanto nunca pueden quedar en el olvido y su caducidad no existe, es eterna.

He decidido manejar cuatro asuntos de vital importancia y por parejas, a modo de encontrar la mejor comprensión, la regla dice que nada debemos hacer solos, por lo menos debemos manejarlo en parejas, con el propósito de obtener una respuesta aceptable.

Espero queden claros los cuatro conceptos abordados, es parte de la sabiduría que la masonería nos entrega como legado legitimo: Conciencia, alma, lealtad y justicia, es la igualdad necesaria en cualquier situación.


jueves, 9 de diciembre de 2010

La lealtad, oficio necesario

Por: Julio Torres

El concepto lealtad lo hemos escuchado reiteradas veces en los discursos oficiales al hacer mención de la excelente lealtad del ejército y la armada hacia su jefe máximo como lo es el presidente de la república.

El caso es que el ciudadano común parece que se encuentra alejado de este gran principio tan necesario en todas las actividades de la vida diaria.

Sin lealtad es difícil comprender que se pueda realizar una actividad con la destreza y habilidad necesaria, por lo tanto resulta poco confiable el desarrollo.

Hablar de lealtad es sinónimo de fidelidad, nobleza, incapacidad de cometer cualquier traición o engaño, la lealtad también se aplica a la amistad que debe ser a toda prueba.

Existe la lealtad al trabajo, que es la obligación de hacer las cosas con profesionalismo y efectividad, solo si se hacen bien las cosas es que estamos siendo leales.

Muchas veces se pierde el concepto lealtad cuando se tiene poder en cualquier nivel, pues se debe ser leal a los seres humanos nuestros semejantes en todo momento.

Lo primero que se debe hacer es tratar de ser leales con nosotros mismos, leales a nuestros pensamientos, leales a nuestros principios, leales en primera persona.

Cuando hemos logrado ser leales a nosotros mismos es que el primer gran paso ha sido dado hacia el saber, que es el principio de la libertad real, ser libre es ser real.

En ese caminar por los senderos de libertad se conocen los caminos de la lealtad y el resultado, es indudable, conducirá a la valoración de de la sociedad en que vivimos.

Una lista de personajes que han demostrado que la lealtad es parte fundamental de su vida, aunque pequeña, es altamente importante y quienes esto leen deben tener su propia lista.

Hace unos días en una cadena de televisión se hizo un reconocimiento a un personaje que durante 20 años ha logrado millones de sonrisas, el autor del “juguetón”.

“Jorge Garradla” es el personaje que ha hecho felices a muchos niños de todo el país por medio de la entrega de juguetes cada 6 de enero durante los últimos años.

Hace algunos años observé que Jorge fue desplazado de su lugar y sin embargo se mantuvo leal a la empresa y leal a sus principios, lo cual es una muestra viviente de lealtad a toda prueba.

Como este personaje, no dudo que existan muchos más y que si ustedes conocen a alguno, no duden en remitir su nombre para mencionarlos en este espacio.

Creo que por muy modesto que este espacio sea, bien vale la pena organizar una gran lista de personajes leales que sirvan de ejemplo sobre todo para nuestros niños.

Habremos de reafirmar que si comenzamos por ser leales a nuestros principios, ni dudar que seamos leales con nuestro vecino, luego con la comunidad, para que trascienda al municipio, al estado y al país entero.

Podría afirmar que con un concepto firme de lealtad, la sociedad viviría feliz.